Guerras Médicas

En el siglo V a.C., Grecia estaba formada por un conjunto de polis prósperas, de las que Esparta y Atenas eran las más importantes. Durante ese período se registró la gran expansión de la cultura griega. Las polis sólo se unían en ocasión de producirse la invasión de algún enemigo exterior. Cuando el Imperio Persa intentó incorporar las ciudades de la península helénica, se entablaron las Guerras Médicas (de medos, nombre con que los griegos designaban a los persas).


La primera Guerra Médica se desarrolló entre 943 y 490 a.C., cuando el rey persa Darío invadió la región griega cercana a Maratón. Fue allí que los atenienses vencieron al numeroso ejército persa sin la ayuda de los espartanos.
La segunda Guerra Médica comenzó en 480 a.C. y duró un año: Jerjes, hijo de Darío, decidió vengar la derrota de su padre, e invadió y saqueó Atenas. La flota griega, lo enfrentó y resultó vencedora una vez más, pero los persas aún continuaron invadiendo las islas del mar Egeo y las costas de Asia Menor. En 479 a.C. comenzó la tercera Guerra Médica, que culminó en 449 a.C. con triunfo griego. Las consecuencias de estos conflictos fueron la supremacía ateniense sobre los demás estados helenos, la declinación del Imperio Persa, el fin del dominio de Asia Menor sobre las colonias griegas y el permiso de libre navegación por el Mediterráneo. Al finalizar las Guerras Médicas, el Estado ateniense dominó, entre otros, los territorios que rodeaban el mar Egeo, islas Cícladas y las ciudades eolias y jonias del Asia Menor.

Siglo de Pericles
Atenas llegó a su apogeo durante el gobierno de Pericles, estadista que vivió entre 494 y 429 a.C. Durante su mandato se realizaron importantes reformas. Fortificó la ciudad y el puerto del Pireo ante la amenaza de guerra con Esparta, y se ocupó de embellecer la ciudad e impulsar las artes y las letras. Asimismo se construyeron grandes obras arquitectónicas, como el Partenón, levantado en homenaje a Palas Atenea, en la Acrópolis.

La literatura griega, que alcanzó notoriedad en el siglo IX a.C. con La Ilíada y La Odisea, atribuidas al poeta Homero, se desarrolló en el siglo VIII con los versos moralistas de Hesíodo, y llegó a su esplendor con la poesía lírica de Safo, Anacreonte y Píndaro, que vivieron entre los siglos VI y V a.C.

Otra disciplina importante de ese período fue el teatro, originado en las fiestas en honor a Dionisio. Los dramaturgos griegos más importantes fueron Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes. Pensadores griegos como Herodoto en historia, Pitágoras en ciencias exactas, y Sócrates, Platón y Aristóteles en filosofía, constituyeron la base de la cultura occidental.
"El Partenón es una obra maestra de la cultura griega, fue erigido por orden de Pericles en honor a la diosa Palas Atenea"
Los griegos creían en un conjunto de dioses a los que les atribuían forma humana. Habitaban el monte Olimpo y tenían debilidades como el hambre, la sed, la envidia, los celos y la furia. El gran esplendor del siglo de Pericles comenzó a declinar cuando estalló, en 431 a.C., la guerra del Peloponeso, entre la Confederación de Delos (Atenas) y la Liga del Peloponeso (Esparta). 

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Romanos

Roma fue fundada en el siglo VII a.C. sobre el monte Palatino, en la orilla izquierda del Tíber. Los primeros romanos surgieron de la unión de latinos, sabinos y etruscos. La historia de este pueblo puede dividirse en tres importantes etapas: la Monarquía, durante el cual Roma fue regida por siete reyes, entre 753 y 509 a.C.; la República, gobernada por el Senado y los cónsules, desde 509 hasta 27 a.C.; y el Imperio, que abarca desde 27 a.C. hasta 476 d.C.


Monarquía y República
En la etapa monárquica los siete reyes fueron: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio.

La sociedad estaba dividida en tres clases bien diferenciadas: los patricios, los plebeyos y los esclavos. Cuando el pueblo romano expulsó a Tarquino el Soberbio, debido a sus excesos, el Senado entregó el gobierno a dos cónsules, jefes militares y políticos, cuyo mandato duraba un año; de esta forma se proclamó la República. Pero tenía características oligárquicas, dado que sólo podían ejercer cargos públicos los patricios. La lucha entre éstos y los plebeyos duró dos siglos y a su fin se logró la igualdad civil y política entre ambas clases.

En 300 a.C. los plebeyos ocuparon el cargo de pontífice máximo. En la República romana el poder los ejercían los magistrados, el Senado y los Comicios. El Senado gozaba de amplios poderes, entre los cuales se encontraba la aprobación de leyes presentadas por los Comicios, la administración de la hacienda y el manejo de la política externa; también ejercía autoridad sobre los cónsules, podía suspenderlos y nombrar en su lugar a un dictador.

Conquistas y expansión
Los romanos extendieron su poder por toda Italia, Cartago, la cuenca del Mediterráneo y España, hasta transformarse en la primera fuerza política de la antiguedad. Originariamente, romanos y pueblos vecinos se unieron formando la Liga Latina ante el peligro de una invasión etrusca. Pero los celtas avanzaron desde la región del Po y saquearon Roma. El ejército romano los enfrentó y venció; la Liga Latina se disolvió y los latinos que quedaron en la ciudad obtuvieron la ciudadanía. A partir de este momento comenzó la expansión: se incorporaron pueblos al dominio de Roma, se fundaron colonias y se firmaron tratados con otras ciudades. Roma aspiraba a conquistar la Magna Grecia, para lo cual debió enfrentar a Pirro (rey de Epiro), quien fue derrotado en 272 a.C. teniendo en su poder la Magna Grecia, Roma fue la mayor rival de Cartago, potencia fenicia.

Los cartaginenses advirtieron el peligro del avance romano. Con el objeto de detenerlos, intentaron cerrar el estrecho de Messina, que separa Sicilia de Italia, hecho que originó las Guerra Púnicas entre ambos pueblos por el dominio del Mediterráneo. Roma venció a los cartaginenses y pronto avanzó sobre el Mediterráneo oriental. En pocos años, Macedonia, Grecia y Pérgamo se convirtieron en provincias romanas, y en el siglo I a.C. se incorporaron a sus poseciones Siria, Palestina y Asia Menor. Julio César, a partir de 50 a.C., anexó Galia y Britania.

Guerras Civiles
El gran territorio logrado por los romanos con todas las colonias y ciudades aliadas generó conflictos que culminaron en guerras civiles. En el siglo II a.C. Tiberio Graco intentó fortalecer a los pequeños campesinos y limitar el poder del Senado, pero fracasó y fue asesinado. La lucha de la plebe duró largos años y enfrentó a caudillos, como Mario, defensor del pueblo, y Sila, de la aristocracia, quien salió triunfante, se hizo nombrar dictador perpetuo y castigó a los vencidos; renunció en 78 a.C. y lo sucedió Pompeyo.

Poco después, Julio César se destacó en la vida política de Roma. Aliado con Craso y Pompeyo, constituyó el Primer Triunvirato. Al enfrentarse César y Pompeyo en una guerra por cuestiones de poder, venció el primero. Pero los republicanos no creían en él y lo asesinaron en 44 a.C. Su muerte provocó el estallido de una nueva guerra civil.

Imperio Romano 
El Imperio se dividió en dos grandes etapas. La primera, denominada Principado, se extendió desde 27 a.C. hasta 270 d.C. La segunda, llamada Dominado, comenzó en 270 y llegó hasta la caída de Roma en poder de los bárbaros, en 476. El Principado fue establecido por Octavio, quien gobernó desde 27 hasta 14 a.C., época que se conoció con el nombre de Siglo de Augusto. Por un lado, mantuvo la estructura política de la República y, por otro, concentró en su figura todo el poder político y religioso, mediante la acumulación de cargos públicos.

El Imperio, que se dividió en 25 provincias, llegó a extenderse desde el Danubio y el mar Negro hasta el desierto del Sahara, y desde el Éufrates hasta el océano Atlántico.

Principado
Al morir Octavio, el primero de los Julios Claudios, lo sucedieron los emperadores Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Bajo el gobierno de Tiberio, los romanos crucificaron a Jesucristo. Calígula, sobrino de Octavio, reinó entre 37 y 41, y se caracterizó por sus excentricidades. El despotismo de Nerón provocó una rebelión del ejército y la caída de la dinastía imperial. Vespasiano, jefe de la revuelta militar, fue proclamado emperador por el Senado. Con él se estableció la dinastía Flavia. Fue sucedido por sus hijos, Tito y Domiciano, que gobernaron entre los años 70 y 96. Domiciano fue asesinado por sus guardias. Con el apoyo del Senado se impuso la dinastía de los Antoninos, quienes extendieron el territorio del Imperio y se destacaron como estadistas. La era de los Antoninos, conocida como la Edad de Oro del Imperio Romano, fue la más importante en la historia del Principado. Ocuparon el trono imperial soberanos cultos, justos y virtuosos, como Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo, con quien comenzó la crisis política que se prolongó durante todo el siglo III.

Con la dinastía siguiente, la de los Severos, entre los 193 y 235, el Imperio se debilitó.

Dominado y decadencia
Después de la muerte de Alejandro Severo, el último de los Antoninos, Roma se precipitó en el caos. Hubo enfrentamientos entre grupos de militares rivales. Las tropas nombraban y destituían emperadores. En 270 se impuso la dinastía de los emperadores Ilirios, que eran generales destacados que impulsaron a los bárbaros y desarrollaron, además, una excelente tarea administrativa. Los historiadores llamaron Dominado a este régimen. Uno de estos monarcas, Diocleciano, introdujo amplias reformas en el sistema institucional. Convencido de que el territorio romano era excesivamente extenso, dividió al Imperio en un sector oriental y otro occidental. Al frente de cada una de las dos regiones colocó un gobernante, que se denominó Augusto. Éste se mantenía 20 años en el poder y era reemplazado por su segundo, que fue designado César. Cuando el César asumía la condición de Augusto nombraba a un lugarteniente que, 20 años después, pasaría a ser el nuevo Augusto. En 306 asumió el poder el emperador Constantino, que autorizó la religión cristiana y reunificó el Imperio.

Edificó sobre la antigua Bizancio una ciudad, Constantinopla, que fue el centro político y cultural. 

Teodosio convirtió el cristianismo en religión oficial del Imperio. Tras su muerte, este quedó dividido entre sus hijos; el Imperio Romano de Oriente, con capital en Constantinopla, y el Imperio Romano de Occidente, cuyo centro fue Milán y más tarde Ravena. En 476, Rómulo Augústulo fue derrocado por un jefe bárbaro llamado Odoacro, quien se proclamó rey de Italia. Así culminó el Imperio Romano de Occidente. El Imperio Romano de Oriente mantuvo su situación floreciente hasta 1453, año en que cayó en poder de los turcos.

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Perspectivas futuras de la Administración

En las próximas décadas la tarea de la Administración será incierta, deberá enfrentar cambios y transformaciones lleno de ambigüedades e incertidumbre. Los gerentes deben de enfrentar problemas cada vez más diversos y más complejos que los anteriores y su atención estará dirigida a eventos y grupos situados dentro y fuera de la empresa, los cuales le proporcionarán información contradictoria que dificultarán su diagnóstico y la presión de los problemas que debe resolver o enfrentar como: exigencia de la sociedad, de los clientes, de los proveedores, desafíos de los competidores, expectativas de la alta dirección, de los subordinados, de los accionistas, etc. Sin embargo estas exigencias, desafíos, expectativas, experimentan profundos cambios que sobrepasan la capacidad del administrador.



El futuro parece complicar la realidad, puesto que innumerables factores producirán impactos profundos en las empresas. Las próximas décadas se caracterizarán por los desafíos que deberán de enfrentar en la Administración.

1.- Las empresas están en continua adaptación a su ambiente, esta adaptación continua puede provocar el crecimiento, la estabilidad transitoria o la reducción de la empresa. El crecimiento se presenta cuando la empresa satisface demanda ambiental y el ambiente requiere mayor cantidad de salida y resultados de la empresa. El crecimiento es una consecuencia inevitable del éxito empresarial. A medida que el tamaño de la empresa aumenta, es necesario mantenerlo o reducirlo a proporciones administrables, de acuerdo con el producto o servicio, los objetivos empresariales, los recursos involucrados, la localización geográfica. La reducción ocurre cuando la empresa no logra satisfacer demandas ambientales y debe de reducir sus operaciones para disminuir las salidas y los resultados.

2.- Existe la tendencia de la continuidad de las tasas elevadas de inflación, los costos de energía, materia prima, fuerza laboral están elevándose de forma notoria. La inflación exigirá cada vez mayor eficiencia en la administración de las empresas para obtener mejores resultados con los recursos disponibles y los programas de reducción de costos operacionales.

3.- La competencia es cada vez más aguda, a medida que aumentan los mercados y los negocios, también crecen los riesgos en la actividad empresarial. Pero ahora más que nunca el producto o servicio que demuestran ser superior, más avanzado, más seguro, más deseable, será más requerido. El resultado será un nuevo sentido de urgencia para desarrollar productos y servicios, mayores inversiones en investigación y desarrollo, perfeccionamiento de tecnologías y actividades de ventas de las empresas. Es evidente que las empresas de ahora deben ser cada vez más ágiles que antes y estar preparadas para cambiar su rumbo según las circunstancias y contingencias ambientales.

4.- Existe la tendencia a una creciente sofisticación de la tecnología, los nuevos procesos e instrumentos introducidos por la tecnología en las empresas causan impacto en la estructura organizacional.

5.- La internacionalización del mundo de los negocios, denominado globalización, es el factor más importante, de desarrollo de las empresas, gracias al progreso de las comunicaciones, del computador y el transporte, las empresas están internacionalizando sus actividades y operaciones.

6.- Mayor presencia de las empresas, mientras crecen o se reducen la empresas se vuelven más competitivas, sofisticadas tecnológicamente, se internacionalizan más y con esto, aumenta su influencia ambiental. En consecuencia, las empresas llaman más la atención del ambiente y del público, son más visibles y la opinión pública la percibe mejor. Las empresas pueden ser visibles, capacidad de llamar la atención de muchas maneras positivas o negativas. Si sus instalaciones contaminan el aire o la red fluvial más próxima, estará en la mira de un especialista en contaminación y del público, si sus productos son de mala calidad, está en la mira de los consumidores que reclaman; si la empresa despide a un gran número de empleados, estará en la mira de la prensa, los sindicatos, el gobierno; si sus ventas causan el aumento de las exportaciones o importaciones, el gobierno central tendrá en cuenta.
Las empresas deberán de enfrentar estos desafíos, presiones y amenazas en el futuro, serán muchas las que tropezarán, la única arma con que cuenta será solo los administradores inteligentes y bien preparados, que deben saber como adecuar las principales variables empresariales entre sí (tareas, tecnologías, estructura organizacional, personas y ambientes externos).

Vivimos en una era de discontinuidad en la que los cambios son tan grandes y vertiginosos, que es difícil percibir la relación de la causa y efecto entre ellos, que se nota en tres áreas:

1.- Están surgiendo tecnologías nuevas y volverán obsoletas a las industrias de la actualidad.

2.- Estamos ante grandes cambios de la economía mundial que convirtieron el mundo en un gran ambiente, un mercado, un centro de compras global. La economía internacional se tornó en una economía mundial: la globalización.

3.- El cambio más significativo ocurre en el campo del conocimiento Éste se convirtió en la capital principal, el centro del costo y el recurso esencial de la economía. El poder pasó a manos de los hombres de conocimiento, estamos en la era del capital intelectual.

El futuro pertenecerá a las empresas dinámicas y flexibles, muchos factores influirán poderosamente sobre las empresas en el futuro:

1.- Las empresas vivirán en un ambiente turbulento que les exigirá modificaciones y ajustes continuos: el cambio.

2.- Las empresas continuarán ampliando sus fronteras y dominios, y crecerán en tamaño y complejidad: la globalización.

3.- Las empresas encontrarán grandes dificultades en la acumulación y el empleo del  conocimiento: la gestión del conocimiento.

4.- Se incrementarán las dificultades de interrelación de las empresas. Surgirán nuevos medios que permitirán una eficiente coordinación con proveedores de recursos y servicios, con competidores, con agencias reguladoras. Es la era de las alianzas estratégicas.

5.- Los sistemas de información y decisión ejercerán una influencia cada vez mayor en las empresas. Es la tecnología de la información.

6.- La influencia de las personas, los profesionales y los científicos crecerán en las empresas. Es la era del capital humano y del capital intelectual.

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