Edad de los Metales
El último período del Neolítico recibe el nombre de Calcolítico, etapa de transición entre la Edad de Piedra y la Edad de los Metales, alrededor del 2 000 antes de Cristo, en la que el hombre del Cercano Oriente consiguió trabajar el metal. La Edad de los Metales comprende la Edad de Bronce y la Edad de Hierro.
Se considera que el descubrimiento y la aplicación del hierro fue el último gran avance de la Edad de los Metales. A pesar de que cada pueblo tuvo distintos períodos de incursión en las Edades de Bronce y de Hierro, el fin de la prehistoria fue marcado por el comienzo de la escritura, alrededor del año 3 000 antes de Cristo, pero los usos de estos metales siguieron dando identidad a los pueblos ya fuera del período conocido como prehistoria. El complejo proceso de extracción y elaboración de los metales, conocido como metalurgia, tuvo lugar en distintos lugares y en diferentes épocas, según indican los testimonios de las distintas excavaciones.
"Si bien la Edad de los Metales se caracterizó por el uso del bronce y el hierro, no dejó de utilizarse la piedra"
Edad de Bronce
El surgimiento de la Edad de Bronce varía considerablemente según los lugares, entre 2 000 y 1 800 antes de Cristo en Europa Central; entre 1 800 y 1 700 antes de Cristo en Inglaterra; y cerca de 1 500 antes de Cristo en el norte europeo. El último período del bronce, aleación de cobre y estaño, donde el metal fue más trabajado, se inició entre 1 200 y 1 000 antes de Cristo.
El bronce provocó migraciones de diferentes pueblos, especialmente poblaciones indoeuropeas, que conocían bien las técnicas metalúrgicas. Los hombres de la Edad de Bronce se expandieron no sólo por Europa sino también por la región del Cáucaso, el Asia Menor y la India. En sus exploraciones por las costas del océano Atlántico encontraron yacimientos de estaño. El descubrimiento de este metal ocasionó nuevos viajes y un incremento en las relaciones mercantiles entre distintas culturas.
Más allá de la utilización del metal, fue un tiempo de grandes construcciones de piedra. También hubo un gran desarrollo de la artesanía en cerámica y metal que registró un avance importante.
Las diferencias sociales basadas en las poseciones de cada familia o cada tribu, comenzaron a acentuarse durante la Edad de Bronce, especialmente porque tuvo lugar el descubrimiento de otro metal precioso que sellaría la historia de la humanidad: el oro. Los hombres comenzaron a fabricar joyas de este metal, que exhibían junto a sus armas de bronce, para indicar jerarquías con respecto a otros grupos más humildes.
Hacia 1 400 antes de Cristo se fabricaron en Asia Menor los primeros objetos de hierro, por lo que a partir de ese nuevo recurso se inició la finalización de la Edad de Bronce.
Edad de Hierro
Cuando algunos pueblos se encontraban en la Edad de Bronce, en algunas otras regiones se descubrió el hierro. Esto hizo que se desarrollara un sistema que permitiera utilizarlo. Idearon el horno de fundición de mineral metálico, que tenía forma de cuenco, con una pared exterior fabricada en piedras superpuestas y una capa interior de arcilla. Dentro se colocaba hierro y carbón en forma alternada. La pared del horno tenía un orificio que permitía el paso del aire generado por uno o más fuelles hechos con piel. Este mecanismo, basado en la utilización del fuego, permitió el aprovechamiento al máximo de los recursos naturales recién descubiertos. Entre los años 2 000 y 1 500 antes de Cristo, los pueblos que habitaban el Asia occidental construían sus armas y utensilios mediante la fundición del hierro. Los griegos lo conocieron alrededor de 1 100 antes de Cristo; varios años después los habitantes del sur de Italia, y luego los de Europa Central, lo trabajaron cerca del 800 antes de Cristo. Poco se conoce de los pueblos que habitaban el planeta en tiempos prehistóricos, recién aparecen vestigios de una cultura en el último período de la Edad de Hierro en Europa, en dos regiones donde se hallaron testimonios: la de Hallstatt, en Austria, que data del 900 al 500 antes de Cristo, y de 450 a.C. Los testimonios encontrados no pertenecen a una etnia en particular, sino a distintas tribus a las que los griegos y romanos dieron el nombre de galos o celtas. Estos grupos humanos fueron pioneros de la metalurgia.
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