Organización social inca

La sociedad incaica estaba basada en la estratificación de clases. Sin embargo, esta estratificación no era  cerrada, puesto que individuos de la clase popular podían ascender a los estratos sociales superiores. Estas clases fueron: la Realeza, la Nobleza y el Pueblo.

Realeza
Estaba representada por el Inca, la Coya y el príncipe heredero.

Inca; el soberano del Tahuantinsuyo, denominado "Inca" o "Sapainca", ejercía una soberanía absoluta y era venerado por su prosapia divina, uniéndose en él, el poder religioso y político, resumía en sí al Imperio todo. En este sentido, el Inca en su condición de Intipchurin (Hijo del Sol) era conocido como Señor de la Tierra y Ordenador del Mundo que buscaba el bienestar de sus súbditos. Era bondadoso pero severo, los méritos eran apreciados en toda su integridad pero, también, castigaba los delitos con gran sentido de justicia e imparcialidad.

Cada Inca construyó en el Cusco un magnífico palacio, en donde residía él y quienes estaban prestos a servirle constituyendo, así, la expresión de la clase dominante. Nadie podía mirarle de frente; para presentarse ante él había que hacerlo con una pequeña carga sobre la espalda y con la cabeza baja en señal de sumisión. Sólo los nobles más allegados le dirigían la palabra sirviéndoles de intermediarios con el resto de la población. El Inca era conducido el literas a través de su recorrido por el Imperio o caminaba bajo la achihua (quita sol) durante sus cortos desplazamientos por la Ciudad Imperial.

Como suprema autoridad del Imperio llevaba consigo los siguientes signos distintivos:

a). El Llauto, que era un turbante con los colores que representaba a cada uno de los Suyos.

b). La Mascaipacha, consiste en una borla de lana roja que simbolizaba el poder imperial y que le caía sobre la frente, cubriéndole, inclusive, parte de los ojos.

c). Las plumas del korekenke, que llevaba sobre la frente. El korekende era una ave sagrada y misteriosa que, según las leyendas, sólo aparecía a la muerte de algún soberano.

d). El Topa Yauri, especie de cetro de oro que era usado como insignia de mando.

e). El Waman champi, arma que tenía una punta en forma de estrella.

f). El Cápac unku, que consistía en un bello manto de vicuña que lo llevaba sobre la espalda.

Todas las prendas de vestir del Inca estaban fina y ricamente adornadas con filamentos de oro y de plata, así como con incrustaciones de turquesas y piedras preciosas.

La Coya; era la esposa legítima del Inca. Por lo general era su hermana de padre y madre y en caso de no ser así lo era su pariente más cercana. Este incesto real tenía por origen al Sol y a la Luna (que fueron hermanos y esposos, lo primero por ser hijos de un acro creacional de Huiracocha), habiéndolo guardado los Hermanos Ayar y muy especialmente Manco Cápac y Mama Ocllo, los fundadores del Imperio. La costumbre fue celosamente respetada por sus descendientes los Incas, sobre todo a partir de Pachacútec, monarca que insistió sobre este punto indicado que nunca lo debían descuidar los soberanos quechuas. En el transcurso de su vida diaria la Coya paseaba por los huertos reales entreteniéndose con las aves y animales que allí vivían y que eran obsequios de las distintas regiones del Tahuantinsuyo, especialmente de la selva; recogía y hacía ramos de flores, escuchaba música o danzaba, siempre acompañada por damas de la nobleza o personal femenino presto a atenderle y servirle.

La sucesión y el correinado; aún en vida los Emperadores Incas acostumbraron designar a su sucesor en el trono imperial. Este sucesor era el hijo mayor habido en la Coya (su esposa y hermana). De esta manera, si bien es cierto que a todos los príncipes legítimos se les denominaba Pihuichuri, en cambio el heredero, casado o soltero, recibía el nombre específico de Auqui. Este auqui era entrenado en las labores de gobierno acompañando al soberano en las diferentes jornadas de la administración pública y, a veces, tomando determinaciones por sí mismo a modo de correinado que lo iban preparando para asumir el trono imperial. En la mayoría de los casos el príncipe heredero era el encargado de realizar las campañas de conquista y asimilación de nuevos territorios, como en el caso de Túpac Inca Yupanqui, hijo de Pachacútec, que incorporó las vastas regiones del Gran Chimú al Tahuantinsuyo. De este modo los incas preparaban a quien, en el futuro, habrían de sucederles en el gobierno; así evitaron la incapacidad y la improvisación.


Nobleza
Se dividía en Nobleza de Sangre y Nobleza de Privilegio.

Nobleza y sangre; conformada por un grupo cerrado de familiares y parientes del Inca, que se hallaba en la cumbre de la organización social. A este grupo se le encomendaba todas las altas funciones del gobierno, del clero y del ejército. Poseía todos los atributos y privilegios. Estaba obligada, esta clase dirigente, a reunir especiales condiciones de orden físico, moral e intelectual, pues todos sus miembros deberían de demostrar su capacidad y virtudes para el ejercicio del gobierno. Debido a estas condiciones y a la preparación que recibían, llegaron a constituir una verdadera aristocracia.

Nobleza y privilegio; estaba conformada por aquellos personajes del pueblo que habían destacado en el desempeño de sus funciones y que a criterio del Inca y de su representante en las provincias, eran ascendidos a la categoría de nobles. Tal era el caso, por ejemplo, de los amautas, los quipucamayos y guerreros valientes que ganaban dominios para la monarquía imperial.

Pueblo
Constituía la base de la estratificación social. Era la clase actuante y dirigida que ejecutaba las grandes obras del imperio. Estaba formado por los siguientes grupos:

Los Hatun-runa; eran los hombres del pueblo, los ciudadanos comunes y corrientes con derechos y obligaciones que se dedicaban a las labores agrícolas. Formaban parte de los ayllus que se encontraban distribuidos por todo el territorio. Sobre esta gran masa descansaba el peso de la grandeza del Tahuantinsuyo.

Los Mitimaes; eran grupos de individuos que eran trasladados de una región de una región a otra. Algunos eran expertos colonizadores adictos al Inca, que conformaban la avanzada en la tarea de colonización, enseñando a los pueblos la civilización incaica. Otros, eran conformados por los grupos rebeldes a quienes se les trasladaba de un sitio a otro por medida de seguridad; mitimae o mitmaj, significa "el que se va".

Los Yanacuna; eran grupos de servidores "domésticos" que desempeñaban sus labores en la casa del Inca y de la nobleza. Estaban integrados por todos aquellos individuos pertenecientes a las tribus vencidas, a quienes se les había perdonado la vida con la finalidad de convertirse en elementos útiles al imperio. Conviene indicar que la condición de yanacuna se trasmitía de padres a hijos y, con razón, se les puede aplicar el calificativo de "servidores perpetuos". En el incanato no existió la esclavitud.

El Ayllu, base de la organización social

La organización social inca se basó en el ayllu, que es el conjunto de individuos o de familias unidas por ciertos vínculos. Estos vínculos, fundamentalmente, son:

a) Vínculo de sangre: es decir, todos los miembros integrantes del ayllu se consideran parientes entre si, descendientes de un tronco común. Son aylluni (parientes).

b) Vínculo de territorio: porque este conjunto de familias, consanguíneamente unidas, habitan en una determinada área geográfica o terreno conocido con el nombre de marka.

c) Vínculo económico: puesto que la habitabilidad en la marka les exigía trabajarla y hacerla producir, todos en conjunto laboraban para poder alimentarse. De allí que el vínculo económico esté representado por el trabajo en común y el usufructo de la tierra.

d) Vínculo religioso: consistía en la adoración al Sol, en tiempos de los incas.

e) Vínculo de idioma: mediante el cual se debía hablar el quechua como idioma principal del incanato y el mismo dialecto, o lengua regional si acaso la tuvieran.

f) Vínculo de tótem: la creencia, adoración y respeto que deberían tener todos los miembros del ayllu hacia el elemento o ser natural (rayo, trueno, relámpago, serpiente, cerro, mar, etc.) o sobrenatural (origen divino), en el cual creían que se había originado o salido la familia.

Sentido social del ayllu; planteados estos vínculos característicos del ayllu, podemos extraer su sentido social, esto es, el ayllu constituyó la base de la sociedad en el antiguo Perú. Fue la "célula familiar", sobre la cual descansaba todo el sistema organizativo imperial inca. Esta unión de los parientes o aylluni, sus creencias y costumbres, los impulsaba al progreso y desarrollo bajo la dirección y gobierno del jefe local o curaca, marcando con ello, al mismo tiempo, el avance de la civilización en la época inca.

Sentido económico; la economía pre-inca descansó en el cultivo intensivo de la tierra. Esto a su vez, tenía en el ayllu su expresión más digna, y que a través del vínculo económico todos estaban obligados a trabajar el territorio que habitaban para procurarse el sustento común. la tierra, pues, era activamente laborada y de ella, sea por cualquiera de las formas de trabajo imperante, se acaban los productos destinados tanto para la comunidad como para el Inca y el culto religioso. El territorio que habitaba el ayllu tomaba el nombre de marka.

Evolución; el ayllu fue de origen pre-inca, pero los gobernantes del Imperio lo adaptaron a su organización socio-económica y supervivió cuando la conquista española, llegando a nuestros días en que se les ha conocido como las Comunidades de Indígenas, o más específicamente ahora como las Comunidades Campesinas, que se ubican preferentemente en el medio Central (Sierra) y que están amparadas por las leyes y la Constitución del Estado. Ejemplo de estas comunidades las tenemos en Muquiyauyo (Junín), Chepén (Lambayeque), Vicos (Ancash).


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