Tercer Horizonte Cultural: Horizonte Tardío Época Incaica

Entre los siglos XIII (1200) y comienzos del siglo XVI (1532), surge el imperio del Tahuantinsuyo, que se desarrolló en la parte occidental de América del Sur, y teniendo como medio de ecológico a la Cordillera de los Andes, una alta cultura, conocida también como el Imperio de los Incas(parte de la Historia del Perú).


Períodos de la historia incaica
A lo largo de su historia el Imperio del Tahuantinsuyo ha pasado tres períodos
:

De los comienzos, Legendario o Curacal
Que va referido a los dos primeros Incas, considerados como simples curacas quienes se asentaron en el valle del Cusco, sometiendo a los pobladores y tribus allí existentes.

De la confederación Cusqueña
Que comprende a los Incas Lloque Yupanqui hata Wiracocha, en este período los gobernantes consolidan su posesión del valle cusqueño y, además, empiezan la conquista de otros valles que efectúan mediante la guerra o por alianzas de familia que conducen a la confederación y al establecimiento del Reino Cusco.

De la expansión y del Apogeo
Que comprende a los Incas desde Pachacútec hasta Huayna Cápac. Es el momento de la gran expansión Inca: tribus, curacazgos y reinados son sometidos a la dominación del Cusco en tanto que los soberanos son considerados reyes de reyes, es decir, Emperadores. Este período corresponde propiamente a la denominación de Tahuantinsuyo.

Mitos de Origen
Las grandes civilizaciones de la antigüedad, llámese China, Egipto, Roma o Grecia, siempre han tratado de explicar sus orígenes por medio de mitos y leyendas que, las más de las veces, dan vuelo imaginativo y fantástico a los hechos, pero que en el fondo, encierran algo de verdad. Los incas también se sirvieron de leyendas para explicar su origen. Estas son:

El mito de los Hermanos Ayar
Según esto, era cuatro hermanos acompañados de sus respectivas esposas y otras gentes, fueron los fundadores del Cusco. Estos hermanos y sus esposas fueron: Ayar Manco y Mama Ocllo, Ayar Cachi y Mama Huaro, Ayar Uchu y Mama Ipacura y, Ayar Auca y Mama Rahua.

Los citados hermanos salieron del cerro Tamputoco (cerro de las ventanas o posada del amanecer) y se dirigieron hacia el noroeste en busca de tierras fértiles. Ayar Cachi se distinguía por su fuerza descomunal y su carácter violento, que daba origen a grandes disturbios. Cada hondazo que efectúa abatía un cerro, asegurándose, todavía, que sus disparos llegaban al cielo. En vista de que su presencia les era incómoda, sus hermanos acordaron secretamente eliminarlo. Con este objeto, le dijeron que retornara a la cueva por los vasos sagrados que habían dejado olvidados y que eran destinados a las libaciones. Regresó en compañía de su sirviente apodado Tampuchaca quien, obedeciendo órdenes, tapó la entrada de la cueva cuando el valiente Ayar Cachi se encontraba en el interior de la misma. Los gritos que, desde su prisión, profería Ayar Cachi en su deseo de salir ocasionaron grandes temblores que estremecieron profundamente la tierra.

Los demás hermanos, al saber la noticia por boca del traidor, prosiguieron su camino. Cuando llegaban a la alto del cerro Huanacaure, vieron a Ayar Cachi convertido en una ave mítica, de grandes alas multicolores. Este, al ver a sus hermanos, descendió hacia ellos, se posó sobre un peñón hablándoles y perdonándoles la traición de que había sido víctima. Al pronunciar las últimas palabras se convirtió en piedra. Los hermanos restantes, siguieron su camino acompañados de las cuatro mujeres. Y cerca del valle del Cusco, Ayar Uchu se acercó a una peña de forma humana y al ponerse en contacto con ella quedó, igualmente convertido en peña. Los demás siguieron y llegaron al sitio mismo del Cusco, y en el lugar que después edificaron el Templo del Sol, Ayar Auca se convirtió en piedra. Sólo Ayar Manco sobrevivió a todos, quedando como jefe y fundador del Imperio.

Se puede interpretar esta historia coma la conquista del valle del Cusco por los quechuas. Los cuatro hermanos representan las cuatro tribus: los maras, los tampus, los mascas y los chilques, que procedentes del sur, del valle del Apurímac, ocuparon lo que más tarde sería la Capital del Imperio Cusco. De la lucha entablada entre las cuatro tribus, las más aguerrida, la de los mascas, capitaneada por Ayar Manco, venció a las demás, constituyéndose en el fundador del imperio incaico y de la dinastía de los Incas.

Leyenda del Lago Titicaca
Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del sol, salieron de las aguas del Lago Titicaca y, cumpliendo la misión que les encomendara su padre, se dirigieron hacia el noroeste de la región del Kollao, llevando consigo una barretilla de oro, con la cual deberían probar la tierra para fijar su residencia; sitio y morada que debiera erigirse allí donde se hundiera. Llegaron al Cerro de Huanacaure, lugar donde se hundió la barretilla y allí, cumpliendo el mandato de su padre el sol, fundaron el Imperio de los Incas, teniendo como base la ciudad del Cusco.

Una vez establecidos, Manco Cápac y Mama Ocllo, emprendieron su misión civilizadora; el primero tomó la dirección de los varones, enseñándoles los trabajos de la agricultura y de la cerámica; la segunda, se encargó del adiestramiento de las mujeres, enseñándoles a tejer, cocinar, hilar, etc.

Es evidente en esta leyenda, que se trata de personajes míticos, considerados de origen divino, que vienen con una misión civilizadora llevada de sur a norte del Perú. En el fondo son buscadores de tierras fértiles que ambicionan dedicarse a las tareas agrícolas. Este sentido está simbolizado por la varilla que se hunde en la tierra como la planta en el suelo a fin de florecer. También puede ser que se trata de la conquista del valle del Vilcanota y del valle del Cusco por los kollas-aymaras, cuyo personaje representativo es Manco Cápac, quien con su inteligencia y su espíritu guerrero supo imponerse y sentar las bases del Imperio Inca.

Cabe mencionar que lo explicado al inicio de este post, el asiento geográfico inicial del posterior Imperio Inca, fue el valle del Cusco ubicado al sureste de Perú actual. Este valle en aquellos tiempos estuvo poblado por algunas tribus como los lares, pokes y wallas que al ser sometidas por Manco Cápac marcaron los comienzos de la confederación cusqueña que después derivó en el poderoso Tahuantinsuyo.


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