Actividad infantil

El juego, el niño es un ser activo por naturaleza, jamás puede estar quieto. Revela sus más íntimas necesidades tanto de movimiento, como espirituales, mediante juegos. Mientras el adulto reflexiona sobre lo que le preocupa el niño tiende a realizarlo inmediatamente.


El momento del juego es el más propicio para que el adulto se oriente sobre el espíritu de la criatura. Allí es cuando el niño se pone de manifiesto, da a conocer sus preferencias y aptitudes, su capacidad de mando, su poder de sugestión o su espíritu sumiso para aceptar las reglas del juego. Los cuentos que inventa revelan igualmente sus preocupaciones tanto como los dibujos con que se deleita. Aunque algunos de ellos los repita varias veces.

Scheersohn gran investigador del juego infantil, ha descubierto un tipo de neurosis que surge como consecuencia de falta de juegos en niños que viven solos o en aquellos que no tienen suficientes oportunidades de esparcimiento. Los niños indisciplinados, pleitistas o de trato difícil generalmente son aquellos que no juegan suficientemente. Afirma que la vida de los niños está absorbida por el juego así como la del adulto normal está orientada hacia el trabajo.

Por otra parte, es maravilloso cómo la naturaleza ha igualado a todos los niños del mundo en su sentido: los juegos de su predilección son aquellos que no cuestan nada, tales como jugar con agua, con arena, piedrecitas, barro y los que cuestan muy poco como manejar lápices, colores y papeles; recortar, en fin, todo aquello a lo que puede dar alguna forma. Estos son los juegos más educativos, porque en todo niño hay algo de artista y necesita de estos elementos para ejercitar su imaginación. Aprenden por medio de ellos a ser constructivos, a apreciar sus obras y las ajenas, a suplir con su ingenio los materiales que les faltan.

Los regalos y juguetes que se dan a los niños deben contribuir a formarles el espíritu laborioso. Es mucho más útil darles piezas sueltas para que construyan algo y no un  juguete mecánico del cual se aburren rápidamente. Con cartoncitos y colores por ejemplo, un niño puede hacer sus tarjetas de navidad, lo cual mantiene su interés por mucho tiempo y desarrolla su imaginación, su habilidad manual y su sentido social y familiar. Para una niña mayorcita, un bonito costurero con hilos de zurcir y bordar le enseñará a hacer labores hermosas y a tener su ropa en orden.

No puedo terminar este post sobre el juego infantil sin decir que los padres hallen un momento para jugar con sus hijos.

Es una queja muy frecuente de los adolescentes el que la madre nunca los acompañó en sus entretenimientos. La aptitud de la madre hacia el juego tiene importancia capital. Es durante estos momentos que se viven emociones de alegría, la excitación de ganar una partida o de perderla, aún el susto compartido, tienen efectos importantísimos para recuerdos familiares posteriores. Es cierto que la mayoría de madres están sobrecargadas de labor y sin embargo debe reconocerse que la falla en este aspecto produce resentimiento en los niños. Los hijos no comprenden, muchas veces, ni aprecian los sacrificios de los padres por hacerles una mejor situación económica para el futuro pero no perdonan que sus padres no les dediquen tiempo para conversar, jugar y entretenerse juntos. Sea este punto bien destacado en la mente de los jóvenes de hoy, padres de mañana, para no repetir el error de la generación anterior.

Individual, entre el año y año y medio, el niño juega solo y su atención cambia de una cosa a otra constantemente.

Paralelo, observa a los demás. Desde el año y medio hasta los dos años el niño juega solo pero le gusta ver a otros niños junto a él. Cada uno juega por su cuenta con sus juguetes, amontonándolos en vez de compartirlos.

Cooperativo, a los tres años juega con otro chico por corto tiempo, después del cual necesitan vigilancia porque sino pelean. También practican juegos de imaginación como el de muñecas, de imitación del adulto y de simulación. El niño de tres años se adapta a los juegos de imaginación con gran facilidad; por ejemplo, unas sillas en hilera hacen oficio de tren.

El niño que juega solo, no teniendo ya edad para ello, es más dado a vivir un mundo imaginario que el que juega en compañía, así son en gran parte los desadaptados, los incomprendidos, los hijos únicos. Para estos niños recomendamos que no se lea cuentos mágicos porque necesitan que se les traiga a la realidad constantemente. Hay que orientar su imaginación en forma sana y sin destruir su ilusión, hacerles jugar con realidades.

Importancia del juego

Socialmente, la importancia del juego es evidente: el de tres años que juega con los mayorcitos aprenderá la urgencia de tomar turnos, desempeñar un papel, conformarse con las reglas del juego, pagar una prenda en castigo, etc.

Físicamente, el juego enseña la coordinación de los órganos con los sentidos. Tomemos por ejemplo el juego de fútbol. Para adaptarse a él, los chicos han tenido que aprender a coordinar la vista con los pies, el oído para percibir el golpe de la pelota. Además, el juego físico mejora la salud, elimina las toxinas del cuerpo, permite mejor respiración, fortifica los músculos.
Diversas posiciones de los niños dentro del grupo de juego.

1). El jefe o lider, es superior a los demás en tamaño, inteligencia y generalmente en edad. Tiene mayor iniciativa e imaginación.
Hay dos tipos de lider: el diplomático que domina por medio de sugestiones y el tipo matón que usa de la fuerza para dominar pequeños grupos.

2). Los seguidores, es fácil comprender que son niños corrientes, sanos, normales, fáciles de guiar, de buen carácter, cooperadores.

3). El tolerado, es aquel que no comparte fácilmente, que no es buen deportista, físicamente deficiente o es el niño que no tiene destreza o habilidad para seguir al grupo.

4). El rechazado, puede ser un niño mucho más pequeño que los del grupo o de mal espíritu, mal deportista, el que no sabe perder, el egoísta, el mimado, el despreciativo, razones por las cuales los demás evitan su compañía.

Manera de entretener a los niños en el hogar

A fin de que los niños dejen a la madre tiempo para hacer el trabajo del hogar, es preciso conocer cómo pueden intercalarse los juegos libres con otras actividades.

Cuando el niño se despierta está más o menos tranquilo, después de vestirlo y darle el desayuno, se le dejará jugar en su cuarto con sus hermanitos si se tiene el cuidado de disponer sus juguetes en forma atractiva cada mañana. Así, un día se extraerá del cajón de juguetes solamente los cubos para construir.

Preparándoles el ánimo para utilizar lo que tienen delante, apenas se hayan interesado, se cierra la puerta dejándolos solos. Otro día pondrán revistas para mirar dibujitos y en la tarde la muñeca con los platitos y tacitas. De modo que cada día tengan un centro de interés diferente, porque de lo contrario, o sea cuando todos los juguetes están revueltos, los niños los ven con indiferencia.
Después de una hora más o menos empleada en este tipo de juego tranquilo, los niños comenzarán a revolverlo todo o a saltar sobre las camas, es el momento entonces de sacarlos a dar una vuelta al parque o jugar en el jardín. Pueden utilizar su patín, triciclo o jugar con la pelota y correr. Después volverán a almorzar. Sigue una siesta donde nuevamente la madre queda tranquila para otras actividades suyas.

En la tarde se dedicará un tiempo a juegos tranquilos seguido por otros de mayor actividad. Por ejemplo recortar con tijeras sin punta, garabatear y después cantar o bailar.

Cuando el niño está fastidioso, se reorganiza su conducta haciéndole mirar un libro de dibujos o haciéndole escuchar música. Esto último lo calma maravillosamente. También tiene el mismo efecto sacarlo a dar una vuelta.
El ejercicio al aire libre despierta su apetito. De modo que después del paseo la criatura come muy bien, se le baña y se le acuesta.

¿Cómo se entretiene a un niño enfermo?
Los expertos británicos en juguetes Paul y Marjorie Abbatt dicen que cuando el niño está enfermo se vuelve más inmaduro y por lo tanto hay que proporcionarle juguetes simples que se puedan guardar en una bandeja para que no se pierdan dentro de la cama, en vez de un juguete complicado.

En segundo lugar hacerle vivir al niño su propia experiencia, esto es que si él o ella puedan ponerle también el termómetro o la inyección a la muñeca. Como su angustia puede ser mayor que la de un adulto, por no saber expresarse, la expresión por medio del juego, resulta un descanso psicológico. Como cuando están enfermos no tienen amigos para jugar, resulta propio fabricarles un amigo: un títere, un osito o un muñeco. La música suave, los lápices de colores o una enciclopedia ilustrada resultan grandes ayudas.

Relaciones extrafamiliares
En la elección de compañero de juegos influyen las siguientes circunstancias: edad, intereses comunes, sexo, inteligencia, madurez, destreza y habilidad para el juego, tamaño, espíritu deportista y de cooperación.

Fiestas infantiles, los niños gozan inmensamente con las fiestas infantiles pero es preciso planearlas de acuerdo a su edad. Por ejemplo, cuando cumple su primer año, las fiestas no tienen objeto, porque el niño se divierte mejor con las personas mayores y con sus juguetes. Recién a los tres años goza con una pequeña fiesta de pocos amiguitos. A los cinco años participa bien de una fiesta grande, siempre que haya espacio suficiente para corretear.

Sin embargo, los niños se excitan mucho con la preparación de la fiesta, se ponen nerviosos e irritables, no pueden dormir después de la fiesta y generalmente se les descompone el estómago a causa de las golosinas, razones por las cuales recomendamos escoger alimentos y dulces sanos y sencillos, a los cuales estén acostumbrados y proporcionarlos con medida, sin abundancia.

¿Cómo evoluciona socialmente el niño?
Si bien el niño atraviesa por diversas etapas en su evolución social, del hogar depende que pase por ellas a su debido tiempo, o que se estacione emocionalmente y nunca llegue a su madurez:

1ra. Etapa, el niño nace egoísta: a madre toca orientarlo hacia el amor y consideración por los demás. Sin embargo, a veces los adultos fomentan su egoísmo cuando tienen expresiones como la siguiente: "Si no comes tu manzana se la doy a ese chico". El niño antes de perder lo que es suyo, la come por no darla a otro.

2da. Etapa, el niño se vuelve negativo entre el año y medio y dos años y medio, y es tan común este tipo de conducta que se la considera normal a esa edad. Se resiste a la autoridad del adulto con frecuencia y mientras más intolerantes son los mayores, la rebeldía aumenta. Debe procederse con firmeza cuando las circunstancias lo requieren pero se evitará estar en constante discusión con la criatura.

3ra. Etapa, el niño se vuelve pleitista hacia los tres años. Se pelea por las cosas en vez de compartirlas amigablemente. Esta conducta tiene por origen el no saber cooperar todavía. La madre le enseñará a compartir el juego y los juguetes.

4ta. Etapa, se despierta el espíritu de rivalidad. Comienza hacia los cuatro años. El chico se vuelve jactancioso de sus habilidades, de sus cosas, quiere sobresalir, estimulado generalmente por otro. La madre le demostrará que se le aprecia ya bastante por sus propios méritos.

5ta. Etapa, tendencia a la burla y al ataque físico. A los cuatro años especialmente los varoncitos se atacan unos a otros para demostrar su superioridad o bien se burlan de los otros niños. La madre demostrará las inconveniencias de esta conducta, con ejemplos apropiados.

6ta. Etapa, el niño comienza a cooperar como resultado del aprendizaje obtenido en el hogar, y de los ejemplos que ha recibido. Puede dar este paso hacia los cinco años si la enseñanza ha sido buena. Su cooperación se manifiesta en las siguientes formas:

a). Comparte lo que tiene.
b). Espera su turno.
c). Presta ayuda.
d). Tiene buenas maneras, es sencillo, ya no se jacta de sus cosas como a los cuatro; tiene buenos modales en la mesa y habla bien.

7ma. Etapa, el niño aprende a simpatizar. La simpatía es la emoción que permite participar de los sentimientos ajenos, como por ejemplo, conmoverse con el dolor de otro. Las niñas simpatizan con los demás antes de que los varones, a los tres años son capaces de hacerlo por corto tiempo. Pero se necesita más años para participar con mayor conciencia.

El sentimiento de la amistad, que sería el último peldaño de su evolución social, no se presenta en los niños pequeños. Cuando éstos se reúnen para jugar es sólo debido al instinto gregario. Para que exista amistad se necesita cierta intimidad de la cual es incapaz el niño.

Los niños de seis a diez años
Se considera una época de vida neutra, porque el desarrollo va lento: crece despacio si se compara con su crecimiento con el anterior a los cinco años y con el que le sigue de la pubertad. Su salud no causa preocupación, las enfermedades no lo atacan como al pequeño. Ya no se ven las piernas torcidas del período preescolar. Recién a los nueve años aparece en la niña el último hueso de la muñeca y a los once en el niño. Adquiere mayor destreza manual, así como en todos sus movimientos, aunque le son difíciles los trabajos que requieren fina habilidad muscular.

Su desenvolvimiento mental también es pausado, su reflexión va mejorando, razón por la cual le resulta muy agradable la compañía de los padres y adultos, de quienes aprende constantemente. Se interesa por la lectura, escritura y cálculo.

A los ocho años su curiosidad se extiende a casi todas las cosas.
El niño va adquiriendo mayor seguridad en sí mismo y confianza en sus acciones, con lo cual se acreciente su independencia y su personalidad se vuelve más compleja. Es feliz cuando siente que es útil a la familia y se le aprecia por su buena conducta. Emocionalmente no tiene problemas debido a su buena adaptación al hogar. Sin embargo entre hermanos pelean mucho considerando la edad del pleito entre los siete y nueve años. Aunque gusta de la compañía de los amigos, todavía estos no influyen sobre él, como sucederá en la pubertad. A los diez años se le puede considerar un super niño. Luego entra en la pubertad y comienza todo su organismo a cambiar y consecuentemente su conducta.

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