Formación moral en niños

La información moral en los primeros años de la criatura, se limita a cimentar hábitos tales como decir siempre la verdad, no apoderarse de lo ajeno, hablar con discreción y decencia, ser ordenado, respetar a los mayores , cooperar, amar a todos los demás niños y encauzar sus emociones hacia el bien y la belleza. Es así como se va formando la conciencia.


Más adelante y de acuerdo con su madurez se irán afirmando en el pequeño ideas, directrices y valores morales, que, cuando son adquiridos temporalmente en la vida, dirigen la conducta como hilos invisibles. Así se formará el sentimiento de la dignidad personal, de la claridad para con el prójimo, de justicia, de responsabilidad, de amor a la verdad y a lo que es recto.

No se enseñará la bondad en forma negativa: "No hagas esto y no hagas aquello" porque la bondad es un sentimiento positivo que brotará espontáneamente cuando el niño ha sido enseñado a sentir responsabilidad hacia los demás. Pero los adultos lo confunden cuando:

a. Lo llaman "malo" si solamente es travieso o cuando se comporta de acuerdo a la inmadurez propia de su edad.

b. Cuando predican una cosa y practican otra, por ejemplo: se le enseña que matar es un crimen, pero luego el chico se desorienta cuando ve la TV que los soldados se aprestan a matar en masa durante la guerra. Se le dice que no mire figuras obscenas, pero ve que las revistas y diarios están llenos de ellas. Se le enseña a no mentir, pero luego ve que los comerciales son grandes exageraciones, y que papá también miente.

c. Se confunde también el niño cuando durante la Semana Santa los adultos hacen promesas de virtud y sacrificios y hasta llevan hábitos; pero cuando pasa ese período considerado santo, llevan ropas provocativas, ven películas morbosas o tienen bailes y actitudes deshonestas.

Por todo ello cuando el niño abre los ojos en la adolescencia, se derrumba el mundo ideal que le enseñaron los adultos. Por eso se dice que la educación del niño debe comenzar veinte años antes de que nazca, es decir, formando rectamente a aquellos que van a ser sus padres, y que un curso teórico de ética en el colegio se lo lleva el viento si no ve moralidad en el ambiente.

Para formar el ambiente apropiado debieran colaborar la prensa, la radio, la televisión, etc. La lectura de biografías edificantes nos parece una gran ayuda, porque los niños se apoderan afectivamente de ellas.

Factores que facilitan la moralidad en el niño

1. Salud física; la salud es necesaria porque la normalidad predispone hacia el bien. Esto no quiere decir que los niños con anormalidades físicas no han de llegar a ser morales, sino que presentan problemas.

Está demostrado que los niños defectuosos para vencer su inferioridad alimentan aspiraciones ambiciosas, orgullo, vanidad, gran susceptibilidad, y que muchos de sus triunfos se deben al cuidado que ponen en superarse, es decir, que su defecto físico les hace redoblar el esfuerzo para triunfar sobre los otros. Pero, ¿Qué pasaría si dicho niño pierde la fe en sí mismo? En lugar de ambición y esfuerzo aparecen la angustia, el desaliento, la búsqueda de pretextos para no cumplir sus obligaciones, la envidia, los celos, el odio.

2. Seguridad emocional; es otro factor necesario para que su conducta sea satisfactoria. Aquellos que carecen de defectos no tienen con quien practicar sus sentimientos generosos, ni aprenden a ser caritativos ni altruistas. Son seres que crecen solos y sin experiencias emocionales. Pero los niños mimados se encuentran en tan malas circunstancias como los primeros porque no se les ha enseñado a dar, solamente saben recibir. Consecuentemente, tampoco formarán hábitos de trabajo porque se rinden ante el menor esfuerzo.

3. Ocupación adecuada; muchos niños practican el mal por travesura, para no aburrirse , porque carecen de algo que hacer. El trabajo adecuado a las aptitudes es indispensable para que el niño sea bueno.

4. Disciplina constante; el niño, desde pequeño, debe aprender a controlarse. El adulto lo guiará en todo momento por amor al bien y no por miedo a castigos.

5. Horizontes sociales; este factor es indispensable para aprender a tolerar, a simpatizar, a conocer. El niño que vive en sociedad con otros, tiene más ocasiones de practicar y aprender una línea de conducta, experimenta tempranamente los resultados de su egoísmo y así aprende a convivir.

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