¿Cómo influye el hogar en la formación psicológica del niño?

Hola, hoy responderé a esta pregunta: ¿Cómo influye el hogar en la formación psicológica del niño?. Veremos primero los roles del padre y la madre, los tipos de padres y madres, también las circunstancias difíciles para la educación de los hijos.


El papá
El rol del padre comienza desde que su esposa espera el hijo: la vida emocional de la madre tiene repercusiones sobre su criatura. Con su apoyo la reasegura y proporciona la tranquilidad necesaria para la salud del niño que está gestando. Igualmente es necesaria su presencia en los difíciles momentos del alumbramiento.

Si bien aparece primero la madre en la vida del niño durante los dos primeros años, porque el bebe depende más de ella para su alimentación y crianza, es muy saludable que el padre presencie algunas veces su alimentación y el baño del bebe porque ello refuerza los lazos hogareños. Ya a partir del segundo año el niño goza de la compañía del padre y cada vez disfruta más de los juegos con él. Si éste le deja ayudarlo a sostener algún instrumento como la linterna, o pasarle los clavos, alcanzarle el periódico, etc., la unión padre-hijo se afianza. 

El niño admira al padre por su fortaleza física para alzar objetos pesados, por su mayor estatura para alcanzar las cosas y porque puede responder a preguntas sobre actividades de hombres como maquinarias, aviones, trenes y automóviles a las que su madre no sabe dar respuesta segura. Al niño le gusta salir a pasear con su padre por las mismas razones.

De esta manera, el padre presenta la imagen varonil necesaria para la determinación del sexo. Con esta imagen el chico va identificándose día a día.
Pero no es menos importante la imagen del padre para las hijas mujeres: él proporciona seguridad y por eso la niña se pega tanto al padre, porque encuentra en él la fortaleza que la hace falta. Su autoridad beneficia a toda la familia, la cual se siente afirmada frente a la sociedad.

El padre aunque juegue con sus hijos y a los mayorcitos les resuelva preguntas amistosamente, debe hacer sentir que su amistad no es la de igual a igual sino la amistad amorosa de quien los protege y es su ejemplo y modelo.

Para mantener la autoridad es esencial el trato respetuoso a su esposa, que no la desautorice nunca delante de los hijos y que estos vean el cariño que profesa a su madre. Así ellos la respetan más. Las dos imágenes paterna y materna se armonizan para que pueda realizarse la integración de la personalidad del hijo. 

Cuando los padres discuten entre sí y llegan a pelearse, los hijos que presencian las desavenencias no saben por cuál de los dos tomar partido y esta triste situación es la causante de angustias infantiles origen de neurosis diversas.
Desgraciadamente por falta de Educación Familiar y desconocimiento del alma infantil, vemos diversos errores de conducta de los padres, entre las más comunes las siguientes:

Padres indiferentes; son los que que creen que con aportar el dinero a la familia su misión ha terminado.

Padres sobreprotectores; caen en el extremo opuesto, es decir, intervienen tanto en la vida de sus hijos que estos no llegan a desarrollar su personalidad propia esperando siempre que venga papacito a salvarlos de apuros, tales niños maduran a su debido tiempo.

Padres exigentes; pertenecen al tipo dictatorial, mandón. Esperan demasiado a los hijos, exigiéndoles muchas veces estudios para los cuales no tienen disposiciones propias. Los castigan por insignificancias.

Padres rechazantes; son aquellos frustradores, rígidos. Como son poco comunicativos, los hijos no los comprenden y por lo tanto se alejan espiritualmente y no saben cómo pedirles consejo. Entre padre e hijo se forma una barrera.

Padres sobrevalorados; son hombres que se valoran demasiado, orgullosos frente a los demás, los hijos manifiestan una conducta también sobrevalorada delante de sus compañeros.

Padres alcohólicos; se refugia en el alcohol quien no está satisfecho con su vida, el que tiene alguna frustración, matrimonial o en su trabajo. Dicen los psicólogos que el alcohólico tiene una personalidad inmadura, con frustraciones de la infancia donde aprendió a angustiarse sea porque la lactancia le fue insuficiente, porque no recibió el afecto que necesitaba, porque se sintió impotente en su desolación infantil. Ya adulto aprendió que la forma de evadirse de sus más íntimos problemas estaba en la bebida.

Como el alcoholismo está tan arraigado en nuestro ambiente, precisa reflexionar sobre sus orígenes a fin de que una paternidad y maternidad más conscientes hoy, unidas a una mayor justicia social, desarraigue este mal en la próxima generación. Es de todos sabido las funestas consecuencias del alcoholismo sobre la descendencia así como que el padre alcohólico no puede cumplir bien su función protectora de la familia, ni siquiera conseguir el dinero necesario para sostener a los tuyos.

Padres sádicos; traen sentimientos cavernarios como rezagos de épocas primitivas de la fiereza humana. Son enfermos que descargan su ira sobre sus criaturas indefensas. Hay individuos que satisfacen sus apetitos viendo sufrir y que buscan pretexto para castigar a sus hijos. Estos son los causantes de distorsiones en la conducta de sus hijos porque les enseñan desde pequeños a asociar la sensación del golpe osea del dolor a la del amor que deben sus padres. Cuando crece el pequeño asociará a la persona amada la idea de dolor y se convierte en su lado masoquista o individuo que goza sufriendo y a su vez inflige dolor a quien ama.

Hogar y sociedad; el hogar es el puente entre el individuo y la sociedad, porque es allí donde se forman las primeras relaciones del niño con otros seres, osea sus actitudes de aceptación o rebeldía que perdurarán, por eso, es importante que las relaciones de padres a hijos sean armoniosas. Así por ejemplo, si el padre es justo, el chico transferirá al maestro y al adulto en general la imagen que tiene de su padre, pero si éste es, por el contrario, castigador y duro, el pequeño inconscientemente transferirá dichas cualidades a quienes representan la autoridad, haciéndose tímido, inhibido, perdiendo personalidad.

La madre
Vamos ahora a aclarar ideas sobre lo que no "es amor" y sin embargo a menudo se confunde con ese sentimiento para ver finalmente cómo es el comportamiento de la madre consciente de su papel. Quedará así descartada esa frase popular "el instinto materno lo resuelve todo". Ya veremos qúe engañoso es tal instinto.

La madre nerviosa, la mujer nerviosa crea un ambiente de tranquilidad a su alrededor, el cual repercute aún en el bebé recién nacido. Este grita y llora frecuentemente, se despierta de noche, y nadie en la familia comprende la causa. Lo que sucede es que la madre transmite su nerviosismo al bebe.
A los hijos mayores les da órdenes todo el tiempo, les pregunta nimiedades, los corrige a menudo. Los resultados son: niños agitados, o bien niños apáticos, ya que las células nerviosas reaccionan a la excitación en forma de agitación o parálisis. Son formas comunes del comportamiento del niño nervioso: dolores de cabeza y desesperación por cumplir sus deberes. Entre los niños modelos abundan los nerviosos y también presentan muchas veces una sexualidad precoz.

La madre posesiva, dice Stekel que hay padres que creen, equivocadamente, que el hijo es una especie de seguro para su vejez, en él depositan sus cuidados e invierten dinero para educarlo con la idea de que sería un ingrato si no sacrifica su vida para cuidar la ancianidad de su progenitores.

La madre posesiva se siente "dueña" del niño en vez de considerar que el hogar es el depositario de criaturas, con espíritus diversos, que los padres están en la obligación de comprender para que se desarrollen de acuerdo a sus inclinaciones propias, a fin de que cada uno llegue a realizar su meta en la vida.

La madre sobreprotectora, su comportamiento excesivo en cuidados, se debe muchas veces, a que encubre un complejo de culpa porque en el fondo no ha querido tener hijos que le quiten el tiempo que ella quisiera para pasear, para su éxito social o para su trabajo y así sintiéndose "esclavizada" con sus exagerados cuidados borra sus sentimientos subconscientes de culpabilidad.

Como no deja espontaneidad de acción a los hijos se queja, cuando crecen, de la "ingratitud de los hijos" que no reconocen sus sacrificios. Habría que explicarle a esta madre que los hijos tienen derecho de probar sus potencialidades para convertirse en adultos responsables y que su intromisión continua los perjudica.

Los hijos tienen esa conducta ambivalente de la madre que oscila entre el excesivo cuidado y el fastidio y mal humor. En consecuencia, la conducta de los hijos también se torna ambivalente porque se desorientan: no saben si son queridos o no.

La madre inmadura, es la madre que llega al matrimonio con todos los mimos del hogar paterno y no traspasa esa etapa. Tiene hijos para prolongar su juego de muñecas: los tiene impecablemente vestidos, el cuidado de sus cabellos es de importancia capital. Es exhibicionista, los saca de paseo para que los admiren. Cuando los hijos crecen la madre no puede llenar el tremendo vacío interior de ellos y pierde su respeto.

La madre frívola, está preocupada de sus distracciones, anda en busca de ropas y adornos, le gusta el flirt. Todo ello porque su hogar no la satisface suficientemente. Sus continuas frustraciones extramatrimoniales la vuelven irritable. Los niños sufren de celos, inventan enfermedades para que la madre no salga de casa y para medir si su amor por ellos es superior al atractivo de la calle. Su actitud destruye el ideal de la maternidad. Los hijos no la respetan, y si llegan a conocer sus faltas pueden reaccionar en dos formas: identificándose con ella o imitándola, o bien, por asco, ser todo lo contrario. En los hijos varones el efecto negativo se manifiesta en la desconfianza que sienten por las mujeres, evitando el matrimonio porque han aprendido de ella que el amor puede ser solo un juego.

La madre puritana, se cree bien educada porque desde niña aprendió a reprimir sus emociones. Se le enseñó a que todo lo que se refiere al sexo es pecado y por lo tanto confunde "inocencia" con "ignorancia". Sus hijos se hacen hipócritas. Delante de ella aparentan santidad, o bien forman una conciencia exagerada, complejo de culpa, etc.

La madre frígida, es en la mayoría de veces el producto del ambiente puritano, exagerado. La madre frígida al estar insatisfecha espiritual y sexualmente con su marido, la atención que le resta a éste la pone sobre los hijos, recargándoles con sus cuidados, lo cual es tan perjudicial como el otro extremo: la indiferencia.

La madre indiferente, es la que no sabe dar afecto a sus hijos y ellos no llegan a formar este sentimiento porque el amor se aprende de la madre. Ella enseña las diversas formas de amor. El hijo de madre indiferente pasa por frío, se avergüenza del amor y no sabe exteriorizarlo, aunque en el fondo, esté ansioso de encontrarlo porque todos los seres tenemos necesidad de amor.

Entre las madres abandonadas, con hijos de sucesivas uniones, se encuentra ese tipo de indiferentes que quieren continuamente deshacerse de sus hijos ya regalándolos, vendiéndolos, dejándolos abandonados y aquellas que han tratado de abortarlos. Muchas de esas madres odian a sus hijos por construir una carga económica o porque le recuerdan al padre a quien ya odian por su olvido, o porque los hijos les impiden hacer lo que ellas desearían.

Estas no sólo dan castigos corporales a sus pequeños sino que usan palabras hirientes, humillantes. La crueldad de algunas madres hacia determinado hijo se debe algunas veces a que éste le recuerda un amor fallido y es el odio por el padre que se transfiere al hijo: odio que es muchas veces amor reprimido.

Circunstancias difíciles para la educación de los hijos
Madres que trabajan, está probado que para educar la madre ha de estar al lado de sus hijos, sobre todo en la etapa pre escolar, luego en la adolescencia bastaría con que coincidan en la hora de llegada a casa a fin de que los jóvenes no se sientan solos y tengan a quien recurrir en su problemas diarios.

Padres desunidos
Consecuencias:


- Que los niños sufren la angustia de la separación de sus progenitores, angustia causante de diversas neurosis que distorsionan la personalidad.

- Que la inadaptación de los niños en su hogar puede llevar a la inadaptación futura en sus vidas.

- Que al faltar el padre carecen del modelo varonil con quien deben identificarse los varones para el desarrollo normal y si falta la madre las niñas carecen del modelo femenino con todas las virtudes del sexo al cual deben imitar.

- La mujer que sola debe enfrentar la responsabilidad hogareña, sea divorciada, viuda o madre soltera, tiene la tendencia a transferir a los hijos todo el caudal emotivo que no da a un esposo. Los abruma, los hace victimas de cuidados excesivos, lo cual es perjudicial para la personalidad en formación.

- El otro extremo, osea el abandono de uno o de los dos progenitores da por resultado el alto porcentaje de delincuencia juvenil: al faltarles el amor que ansían los jóvenes miran con odio a la sociedad y la castigan por la injusticia de la cual son víctimas.

Padres sin cultura pedagógica, si bien antiguamente se atendió al aspecto religioso y moral para educar, y también, desde hace poco, la puericultura está bien difundida, en cambio, la psicología del niño que da luces sobre el complicado proceso del desarrollo espiritual y mental del niño es poco conocida aun entre profesionales. Hay madres ingenieros, abogados, secretarias, gerentes de negocios que desconocen la ciencia de la educación porque con un falso complejo de superioridad han dado más importancia a hacer planos, ganar pleitos o traducir idiomas, que a la formación de sus hijos que constituyen la nueva generación de la cual son responsables. Porque no hay madres en el lugar donde debieran estar -y su mente no está preparada para entender a la juventud-, nos preguntamos cándidamente "¿Por qué están tan mal los jóvenes?". Un día llegará y no está muy lejano, en que para casarse será necesario tener un certificado de capacitación; y que tener hijos, sin estar científicamente preparada para ello será tan abominable como buscar un curandero en lugar de un médico.

Padres muy jóvenes, el hombre y la mujer antes de casarse deben vivir plenamente cada época de su vida, es decir que antes de tomar la responsabilidad de padres de familia deben vivir su juventud y no saltarse esta etapa como ocurre con la muchacha que se casa a los dieciocho quien de la adolescencia pasa directamente a los deberes y responsabilidades de su nuevo estado. Ellos no son difíciles cuando se tiene la madurez necesaria. Si la joven no está terminada de formar ella misma, ¿cómo podrá formar a otro ser? Inclusive la armonía entre cónyuges es más posible entre adultos conscientes que entre gente muy joven.

Pero la demasiada diferencia de edades entre padres e hijos pone también distancias espirituales porque las personas muy mayores tienen ya hábitos inflexibles y su forma de pensar no se ajusta bien a la juventud dificultándose la comprensión y amistad que debe reinar entre toda la familia.

La posición que ocupa el niño en el hogar también influye sobre su personalidad, dándole ciertas características especiales. Así, el hijo mayor es generalmente mandón, el menor prolonga su conducta infantil por largo tiempo, el hijo único se considera el centro del universo, se vuelve egoísta si se le mima en exceso; la hija entre hermanos varones tiende a hablar como muchacho y viceversa; el varón entre mujeres es delicado de trato; el hijo adoptivo puede formar resentimientos si no se le trata igual que al resto de hijos, lo mismo se puede decir con respecto a los hijos de un primer matrimonio. Es importante reflexionar sobre el trato que se debe darse a cada niño de acuerdo con la posición que ocupa dentro de la familia a fin de que su desarrollo espiritual no sufra.

Las enfermedades mentales se desarrollan en hogares anormales, las enfermedades de la mente como las psiconeurosis, histeria, ansiedades y depresiones se desarrollan cuando el niño predispuesto por su herencia halla terreno propicio en un hogar incomprensivo. Niños que viven los primeros años de su vida en un ambiente familiar anormal presentan luego dificultades de conducta.

Asimismo, los complejos son experiencias reprimidas de la primera infancia; tal como el complejo de inferioridad formado muchas veces por los propios padres que apocan al hijo comparándolo con otros; o el complejo de superioridad por infundir a sus vástagos que son superiores al resto de la colectividad, o el complejo de culpa cuando se forma el hijo una conciencia escrupulosa.

¿Cómo debe ser la formación espiritual de la madre?
- La madre debe poseer una personalidad auténticamente femenina para la cual ha de adquirir un claro sentido de la dignidad de la mujer mediante un profundo conocimiento de los valores morales y la adquisición de ideales en la vida.
- Las mujeres que confiesan tener una fe religiosa y la practican son las que muestran el más alto índice de moralidad.

Pero la formación religiosa no debe tener por meta solamente frenar las pasiones, éste sería un fin meramente utilitario. Debe propender a formar una fe consciente, que dé una razón para vivir. Cuando la mujer tiene fe profunda no necesita la ayuda del psiquiatra para levantarla de los abismos en que se ve sumergida la mujer moderna que se hubiera abandonado a sus fuerzas. La mujer religiosa es la mujer fuerte y alegre al mismo tiempo porque no convierte en tragedia las adversidades que se encuentran a diario. Ella sabe sacar a flote con dulzura y verdadera caridad a su familia y a los que la rodean. Y es éste el tipo olvidado de mujer que el mundo de hoy y de mañana necesitará para la maternidad.

- La mujer ha de ser ciudadana consciente, antiguamente la mujer colmaba sus aspiraciones siendo la reina del hogar. Hoy en bien de su propia familia, forma parte activa de la colectividad: su aporte para el progreso de la misma redunda sobre la descendencia. Los hábitos ciudadanos deben formarse desde el colegio mediante clubs cívicos, clubs de debates, donde se acostumbrará a la discusión inteligente, saber escuchar, pedir la palabra, evitar personalizar con las discusiones y tener altura de conceptos.

- La madre debe de ser mujer práctica para poder defender el bienestar material de su familia y a ello la ayudarán los conocimientos científicos y técnicos modernos. Ella debe saber proteger su salud y la de los suyos. Debe estar preparada para ayudar económicamente al hogar en caso de necesidad.
-  La madre ha de tener cultura para elevar el nivel espiritual de su hogar y dar sentido artístico a la vida, a fin de sobreponerse moralmente de las horas de inevitable rutina.
- Es parte importante de la formación de la madre, la adquisición de hábitos de urbanidad, refinamiento en el trato y arte de la conservación, con el objeto de salvaguardar las relaciones familiares y sociales.
- La madre debe tener cultura pedagógica especializada para educar bien a sus hijos.

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