Anatomía y medicina

El cuerpo humano es un mecanismo perfecto y de gran complejidad. Las ciencias que se ocupan de su investigación, tal como las conocemos en la actualidad, se desarrollaron con más intensidad a lo largo de los siglos XIX y XX. Sin embargo, el cuerpo humano comenzó a ser estudiado en la antiguedad, no solamente con el fin exclusivo de conocerlo, sino para sanar sus enfermedades.



El ser vivo
El ser humano es un ser vivo; consecuentemente, necesita nutrirse, crecer y reproducirse. En la actualidad, muchas disciplinas se dedican a su estudio desde distintos puntos de vista. La anatomía, por ejemplo, estudia las diversas partes que componen el organismo humano, su estructura, su ubicación y cómo se interrelacionan. La citología, por su parte, estudia la célula en sí misma, y la histología se dedica al estudio de los tejidos, formados por células similares agrupadas para cumplir una función. La fisiología analiza las distintas funciones que cumple el cuerpo humano en los diferentes aparatos y sistemas; y la embriología, el desarrollo del embrión humano. En la antiguedad, sin embargo, no existía tal especificación. Los primeros estudios del cuerpo humano consistieron en practicar cortes o disecciones que permitieran ver las partes que lo componían y sus distintos aspectos.

Estudiar el cuerpo humano
Posiblemente la anatomía haya nacido unos 2 000 años antes de Cristo, cuando los egipcios comenzaron a utilizar algunas técnicas de cirugía. Pero sólo en el siglo XVII de la era actual se pudo empezar a comprender un tema tan complejo como la circulación de la sangre.



En el siglo XXI todavía se siguen descifrando algunas de las funciones más complejas de los órganos. Ya los griegos practicaban la disección (el estudio de un vegetal o animal por medio de cortes y divisiones de sus distintas partes) sobre animales y seres humanos. Alcmeón de Crotona realizó autopsias 400 años antes de Cristo, y describió el nervio óptico y la trompa de Eustaquio.

También dejó asentadas sus presunciones acerca del cerebro como centro de la actividad mental. Hipócrates opinó que el temperamento humano dependía del tipo de líquido vital, o humor, que prevaleciera en el cuerpo (sanguíneo, flemático, colérico o melancólico), y que cuando esos humores se mezclaban en forma desacertada se manifestaba algún tipo de enfermedad. Fue quien, además, intentó realizar las primeras correcciones sobre este principio, por lo que se lo considera el Padre de la Medicina. En el siglo IV a.C., Herófilo, médico de Alejandría, dio gran impulso a la anatomía.


"La medicina Hipocrática - Dr. Carlos Casanova Lenti"

Practicó la disección en forma metódica; estudió el cerebro y las meninges, los vasos sanguíneos, los nervios -hasta entonces confundidos con los tendones-, el duodeno y la próstata. Escribió un tratado al que dio el nombre de Anatomía (del griego anatomé, disección).

Claudio Galeno, médico del emperador romano Marco Aurelio, se basó en ideas de Platón sobre los órganos que dirigen el funcionamiento del organismo (a su criterio, el hígado, el corazón y el cerebro). Se le permitió practicar la disección de animales vivos, por lo que pudo clasificar huesos y articulaciones.
"El cuerpo humano está constituido por billones de células que, según sus funciones, se agrupan en tejidos, órganos, aparatos y sistemas. El esqueleto está formado por tejido óseo, constituido por células que le permiten cumplir la función de sostén"
En la Edad Media, la iglesia cristiana prohibió la disección de cadáveres, medida que impidió todo avance de la anatomía. En el Renacimiento, en cambio, ésta fue enriquecida por nuevos científicos. Leonardo da Vinci practicó numerosas disecciones, con interés tanto artístico como científico; sin embargo, no dio a conocer su tarea en ese campo. El belga Andrés Vesalio publicó trabajos sobre anatomía con ilustraciones muy exactas, y mostró unos doscientos errores de Galeno. El médico y teólogo español Miguel Servet, condenado a la hoguera en Ginebra por los calvinistas, que lo consideraron hereje, descubrió la circulación menor de la sangre y los movimientos cardíacos de sístole y diástole. Los anatomistas italianos Gabriel Falopio y Bartolomé Eustaquio describieron y dieron nombre a varios órganos.

Ya en el siglo XVII, el médico inglés William Harvey estudió el funcionamiento general del organismo y temas como el parto, la placenta y el cordón umbilical, fue el fundador de la embriología. Publicó un tratado en el que amplió y completó los datos proporcionales por Servet sobre la circulación sanguínea, lo que dividió al mundo científico en dos campos: galenistas y harveístas. Marcelo Malpighi pudo terminar de explicar el ciclo de la circulación intuido por Servet y detallado por Harvey, gracias a su descubrimiento de los vasos capilares mediante el uso del microscopio.

Alrededor de 1660, con el descubrimiento de la célula por el inglés Robert Hooke, la anatomía tomó un empuje acelerado. En el siglo XIX, otros estudiosos siguieron ese camino, profundizando sus investigaciones a partir de la teoría celular revelada por los alemanes Mathias Schleiden y Theodor Schwann. El checo J. Purkinje describió las células óseas, y el alemán Rudolf Virchow creó la patología celular, es decir, el estudio de las enfermedades de la células.

A lo largo de los siglos XIX y XX su progreso ha sido constante, tanto por la labor de los estudiosos como por los medios puestos a su alcance por la ciencia y la tecnología en general.
"Desde la práctica medicinal de los egipcios, unos 2 000 años antes de Cristo hasta nuestros días, la ciencia ha vivido grandes transformaciones. En la actualidad, la investigación científica progresa a pasos agigantados, no sólo gracias a la labor de los profesionales, sino también a los avances tecnológicos"

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