Aparato digestivo

El aparato digestivo es un conjunto de órganos que realiza la transformación mecánica y química de los alimentos, absorbe las sustancias elaboradas y expulsa los residuos indigeribles. En realidad consiste en un tubo, que asume distintas formas. Comienza en la boca, continúa en la faringe, el esófago y el estómago, sigue luego en el intestino delgado y el intestino grueso, desemboca en el recto y concluye en el ano. Tiene una longitud aproximada de diez metros.



Bolo alimenticio
Los alimentos están compuestos por sustancias complejas. Durante el proceso de la digestión, esas sustancias son desdobladas en otras más simples y asimiladas. Los elementos fundamentales de la boca, una cavidad tapizada por la mucosa bucal, son la lengua, la saliva (secretada por las glándulas parótidas sublinguales y submaxilares), y los dientes, que en el hombre son 32. En cada diente pueden distinguirse tres partes: corona, cuello y raíz. Los dientes se clasifican, según su forma y función, en incisivos (cortan), caninos (desgarran), premolares y molares (trituran).
En la boca, los alimentos ingeridos son humedecidos, ablandados y triturados, para formar el bolo alimenticio, masa compacta y redondeada. La deglución de este último es un acto voluntario, mientras que su paso por la faringe y el esófago es involuntario o reflejo. La faringe tiene unos 13 cm de longitud. 

Forma parte tanto del aparato respiratorio como del digestivo. Por eso, en el momento de la deglución la parte blanda del paladar obstruye la cavidad nasal, y una membrana llamada epiglotis cierra la tráquea; el alimento puede continuar, entonces, hacia el esófago. Este tubo, de unos 25 cm, conduce el bolo al estómago.

Del quimo al quilo
La digestión propiamente dicha comienza en el estómago, órgano en forma de bolsa o saco muscular, de un litro y medio de capacidad. Su pared interna está recubierta por pliegues que albergan glándulas especializadas en la secreción del jugo gástrico. La función del jugo es disolver el alimento; tiene como componente básico al ácido clorhídrico, que no sólo disuelve los alimentos sino que también extermina los gérmenes que pudieran haberlos contaminado. En un proceso de unas tres horas, el estómago realiza una serie de movimientos en los que el bolo alimenticio se transforma en una pasta agria llamada quimo. 

El quimo pasa al duodeno -primera porción del intestino delgado-, a través de un orificio llamado píloro. El duodeno, junto con el yeyuno y el íleon, forman el intestino delgado, donde comienza la etapa más importante de la digestión. El jugo intestinal, producido por glándulas especializadas, trabaja sobre el quimo a lo largo de los ocho metros del intestino delgado. 

El proceso se cumple por la acción combinada del jugo intestinal y las secreciones del hígado y el páncreas. El hígado produce una sustancia llamada bilis, que se acumula y concentra en la vesícula biliar. De allí es transportada al duodeno por medio de un conducto, el colédoco, que desemboca junto con el conducto pancreático. La bilis ayuda a digerir las grasas; el jugo pancreático interviene en la digestión de grasas, proteínas e hidratos de carbono.

El hígado es una glándula voluminosa, de un kilo y medio de peso, situado en la parte derecha de la cavidad abdominal. Recibe la arteria hepática, que lo irriga con sangre oxigenada, y a él llega la vena porta, que acarrea los nutrientes recién absorbidos. Además de.elaborar la bilis y transportarla a la vesícula por medio del conducto hepático, el hígado cumple una función purificadora, al neutralizar las toxinas de la sangre. Elabora hormonas y participa en todos los aspectos del metabolismo, como por ejemplo, la transformación de los glúcidos en glucógeno. Está dividido en dos lóbulos, compuestos, a su vez, por lobulillos. Éstos están formados por gran cantidad de células hepáticas, llamadas hepatocitos. 

El páncreas es un órgano blanco amarillento, situado transversalmente detrás del estómago y rodeado por el duodeno. Su forma es irregular, y se divide en porciones: cabeza, cuerpo y cola. El páncreas elabora la insulina en conglomerados de células llamados islotes de Langerhans.
El jugo pancreático y la insulina se generan por separado. El primero es vertido en el duodeno, y la segunda directamente en la sangre. La acción conjunta de los jugos intestinales, hepático y pancreático transforma el quimo en quilo, una sustancia de aspecto lechoso, por la gran cantidad de grasa que transporta. Las sustancias nutritivas simples son absorbidas a través de pequeñas vellosidades que el intestino delgado posee en su pared interna y se distribuyen por todo el organismo, por medio de la circulación sanguínea, luego de pasar por el hígado.

La excreción
El resto del quilo, constituido por sustancias de desecho, llega al intestino grueso y continúa su trayectoria. Esta porción intestinal mide, aproximadamente, 1,8 metro, y en ella pueden distinguirse tres partes: ciego, colon y recto. El agua que contienen los alimentos no digeridos ni absorbidos es retenida allí, y los residuos sólidos forman las heces. El proceso digestivo finaliza en el recto, donde los desechos son expulsados al exterior por el orificio anal, en la función denominada excreción.

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