Sistema Muscular

El elemento activo del aparato locomotor, que hace posibles los movimientos, es el Sistema Muscular. Los huesos y las articulaciones necesitan de la contracción muscular para moverse.

"Los músculos del cuerpo están formados por numerosos fascículos fibrosos. Cada uno de estos constituye un grupo de fibras musculares, que son células especialmente adaptadas para la contracción"



Fibras musculares
La unidad fundamental de este sistema muscular es la fibra muscular, célula especializada de forma alargada, que está adaptada para la contracción. Este tipo de célula posee en su protoplasma unas estructuras denominadas miofibrillas que son de naturaleza proteica. Se distinguen dos clases de fibras musculares: lisas y  estriadas.

Las lisas tienen un solo núcleo y miofibrillas de composición uniforme. Su forma alargada es característica, con la parte central más abultada que los extremos, como un ovillo de hilo. Miden entre algunas centésimas de milímetro y medio milímetro, son blanquecinas y su contracción es lenta e involuntaria. Tienen musculatura lisa las paredes de las vísceras, el conducto digestivo y las arterias.

Las fibras musculares estriadas cuentan con varios núcleos, y miofibrillas de composición diferenciada. Se disponen en fajas claras y oscuras alternadas. La musculatura estriada está formada por unos 600 músculos de color rojizo; su contracción es voluntaria y más rápida. El músculo cardíaco o miocardio es un caso especial de tejido muscular estriado, pero se diferencia de estos en la composición y forma de sus fibras, que poseen un solo núcleo y son más cortas. Además, su actividad es involuntaria y rítmica. Se autoestimula a intervalos regulares, aunque su ritmo depende de causas externas, como la temperatura y los impulsos nerviosos.

"Las fibras musculares estriadas poseen, en general, muchos núcleos celulares. Además, cada una de ellas tiene 1000 y 2000 miofibrillas, elementos que le permiten su contracción"

De la fibra al músculo
Los músculos están compuestos por grupos de fibras o fascículos fibrosos que constituyen distintos grupos de haces, unidos entre sí por tejido conjuntivo, el perimisio. Éste es irrigado por vasos sanguíneos, y atravesado por nervios (inervado). Cada fascículo muscular está inserto dentro de una vaina. Las prolongaciones de estas vainas forman los tendones, por medio de los cuales el músculo se inserta al hueso. Por su forma, los músculos se pueden clasificar en fusiformes, planos o anulares.

"Las fibras que componen los músculos se contraen en respuesta a estímulos producidos por el sistema nervioso"

Los fusiformes (con forma de huso) son alargados y con la parte central más ancha. De sus extremos salen los tendones. Estos músculos reciben el nombre de bíceps, tríceps o cuadríceps, según que estén formados por dos, tres o cuatro cabezas en el extremo superior. Los músculos planos se insertan por medio de tendones ensanchados, de forma de lámina, denominados aponeurosis. Son planos los que recubren las paredes de las cavidades torácica y abdominal. Los anulares rodean un orificio o un conducto, como el orbicular de los labios y el esfínter anal, entre otros.

¿Cómo funcionan los músculos?
El sistema nervioso central emite impulsos que, por medio de los nervios, llegan a los músculos y hacen que estos se contraigan. Aunque no trabajen, los músculos tienen cierto grado permanente de contracción, llamado tono muscular. El trabajo muscular se basa en dos propiedades fundamentales de las fibras: la excitabilidad y la contractilidad. La primera es la propiedad de responder a los estímulos recibidos del sistema nervioso, mientras que la segunda constituye la facultad de contraerse. 

Todos los movimientos del cuerpo humano se deben a contracciones musculares, cuyos efectos dependen de cómo sean las inserciones de los músculos y qué dirección tengan las fibras. La contracción de todas las fibras de un músculo aproxima los puntos de inserción, provocando el movimiento. Sin embargo, es en general un proceso de ida y vuelta; mientras un músculo se contrae y acorta, su complementario se relaja y distiende. Así, casi la totalidad de los movimientos requieren un par de músculos, denominados antagonistas. 

En los músculos anulares la contracción produce el cierre de los orificios o conductos. Por ejemplo, el orbicular de los labios permite cerrar la boca. Los movimientos de la mímica y las expresiones del rostro son producidos por la contracción de los músculos de la cara. Estos se insertan tanto en los huesos como en la piel. Los músculos obtienen la energía esencial para sus contracciones de complejas reacciones químicas, de las que participan el glucógeno -hidrato de carbono presente en los tejidos musculares- y el oxígeno. Cuando los músculos realizan ejercicio reciben mayor cantidad de sangre y oxígeno que en reposo, y queman más glucosa y grasa; es decir, producen calor. 

Durante el trabajo mecánico se liberan algunas sustancias de desecho, como dióxido de carbono y ácido láctico, que son eliminadas por la sangre. Si el ejercicio es excesivo, el ácido láctico no puede ser expedido con la misma rapidez con que se forma. Entonces se acumula, y origina fatiga que se manifiesta en la falta de excitabilidad del músculo y la lentitud de sus movimientos.

"Cuando impulsamos una pelota de tenis, se activan más de cien músculos, no sólo del hombro, el brazo, la muñeca y la mano. Muchos otros músculos del cuerpo están involucrados. El otro brazo se mueve para mantener el equilibrio. Medio cuerpo se inclina hacia delante para otorgar al golpe una fuerza adicional. Los pies se mueven hacia arriba para quedar en puntas de pie, y una pierna da un paso adelante cuando completamos el golpe, hacia el final del proceso, prácticamente todos los músculos entraron en acción"

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