Intermedio temprano: los desarrollos regionales: Cultura Mochica

La Cultura mochica se desarrolló en la costa norte del Perú, ocupando los valles de Chicama, Moche y Virú y su influencia llegó hasta Lambayeque por el norte y Huarmey por el sur. Floreció entre el año 300 y el año 900 de nuestra Era. Constituyeron una sociedad dividida en clases sociales entre las cuales los caudillos militares ocupaban el nivel superior seguidos por los sacerdotes.


Dominio terrestre y marítimo
Los mochicas tuvieron especial preocupación por el desarrollo agrícola. En este sentido cultivaron el maíz, camote, yuca, papa, calabaza; frutas como la tuna, lúcuma, chirimoya, tumbo, pepino, papaya.

Como debieron llevar el agua para cultivar tierras eriazas, entonces construyeron canales que se muestran como notables obras de ingeniería hidráulica, tal como se aprecia en el canal de Ascope (1400 metros) y el de La Cumbre en Chicama (110 kilómetros).

Asimismo, construyeron reservorios como el de San José, cuyas aguas almacenadas servían para irrigar las tierras en tiempo de sequía y escasez.

El mar ejerció sobre los mochicas un atractivo especial. Provistos de sus Caballitos de Totora se convirtieron en hábiles pescadores, de la misma manera que organizaron expediciones que arribaron hasta las islas Chincha para extraer el guano, tan eficiente para el abono de las plantas. Poseían también, naves guerreras que eran tripuladas por más de tres o cuatro tripulantes y que transportaban a grupos militares o a los prisioneros vencidos en los combates. Si hoy visitaramos el balneario de Huanchaco (cerca a Trujillo), aún apreciaremos la típica forma de pescar en los caballitos de totora como expresión viviente de los antiguos pescadores mochicas.

Clases sociales
Los mochicas constituyeron una sociedad clasista, donde los integrantes de la aristocracia militar ocupaban el primer lugar. Este clacismo estuvo integrado de la siguiente manera:

Cie-Quich, era el rey o gobernante del valle y dominios mochicas.

Alaec, que no eran sino los reyezuelos comarcanos vencidos y subordinados al poder del soberano mochica.

Sacerdotes, encabezados por el sacerdote-guerrero, ataviados con largas vestimentas y con tocado que remataba en forma de tumi en la cabeza. Ellos habitaban en los templos de forma piramidal y estaban dedicados al culto del dios Aia-Paec.

Pueblo, que agrupaba a los campesinos y pescadores. Vestían en forma sencilla, cubiertos simplemente con taparrabos en tanto que cubrían su cabeza con un casco de madera. Soportaban las labores agrícolas, de pesca o se dedicaban a la mendicidad ya que estaban privados, muchas veces de producir para sí y para el señorío. El pueblo vivía en estancias o aldeas dependientes de los centros urbanos.

Manifestaciones artísticas y tecnológicas

Cerámica
Escultórica, porque representaban en bulto las figuras de hombres, animales y plantas. Se destacan los llamados huacos retratos en los que el artista ha reproducido, con asombroso realismo, los diferentes estados de ánimo del ser humano: tristeza, alegría, dolor, risa, etc., todo se halla fielmente expresado. Reflejan esos rostros, desde la espiritualidad sublime hasta la brutalidad animal, toda la gama de los estados anímicos y mentales del humano. Muchas veces se puede apreciar que un mismo individuo es representado numerosas veces, como dando a entender que se le atribuían a su personalidad grandes poderes mágicos y religiosos.

Realista, puesto que todo era reproducción exacta de la realidad. No inventaban ni imaginaban su obra ceramista, que era la expresión de las actividades y formas de vida del mundo en que vivían.

Documental, porque este realismo y su representación sirven como elementos para conocer la vida de los habitantes mochicas, como si se estuviese leyendo en verdaderos documentos o fuentes escritas. Allí vemos desde el Alia-Paec hasta el Ciequich; escenas de caza, guerra, enfermedades, vivienda, pesca con sus caballitos, etc. Todo ello nos permite reconstruir la historia de este pueblo cuya cerámica no tiene igual entre las culturas de la antigüedad.

Pictográfica, ya que algunos huacos presentan la figura no en bulto, sino pintada y ornamentada, pero siempre obedeciendo a la interpretación dela realidad. Los dibujos son hechos a pulso, con gran seguridad y sin utilizar plantillas ni previa delineación. Además de sus dioses y animales mitológicos, hacen desfilar en ellos toda clase de animales y plantas, paisajes, escenas de guerra, así como muestran también el despiadado tratamiento que se prodigaba a prisioneros y vencidos.

Color, el color empleado varió entre el rojo ocre y el blanco crema, existiendo algunas veces cántaros grises y negros.

Forma, globular, con asa en forma de estribo y gollete de un solo pico, notándose así una ligera influencia de la cerámica Chavín.

Arquitectura
Como elemento base para sus construcciones emplearon el adobe de forma paralelepípeda, rectangular, grande; las casas tenían patio y terraza, con techos a dos aguas por las lluvias que se desatan durante el verano, estas casas eran más bien aisladas o agrupadas en pequeños conjuntos ya que los mochanos no construyeron ciudades. Los palacios se erigieron en los mejores sitios, con amplias salas decoradas, exteriormente presentaban frescos y relieves policromados, tenían además amplias escaleras. Ejemplo el Castillo de Pañamarca (valle de Nepeña en Ancash). En los templos destacan el Templo del Sol y la Luna en Moche. El primero destinado al culto a la divinidad principal, el Aia-Paec (el que hace o Hacedor), el segundo destinado al culto de los difuntos.


Conociendo el Castillo de Pañamarca

Templo del Sol y la Luna

Escritura
Según opinión del Dr. Rafael Larco Hoyle, los mochicas conocieron un sistema de escritura incisa que realizaron en pallares (escritura pallariforme). Sobre la superficie de estos pallares, encontrados en bolsitas en las tumbas, se nota que han sido pintados con puntos, rayas y sombreados que bien podrían tener algún significado ideográfico; estos pallares eran trasladados por chasquis con cabeza de lechuza, o con alas de libélulas, a través del desierto costero, para ser entregados a los sacerdotes quienes serían los encargados de descifrar estos mensajes.


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