En el año 1096 gran parte de la cristiandad de Occidente, apoyada por el papa Urbano II, inició una serie de expediciones militares y religiosas con el objetivo de liberar Jerusalén del poder musulmán. Levantar el sitio de esta ciudad era importante para el cristianismo, ya que allí se encontraba el Santo Sepulcro, la tumba de Jesús. Los árabes, que habían habitado Jerusalén hasta la invasión turca, respetaban la Ciudad Santa y permitían las peregrinaciones. Pero a principios del siglo XI un pueblo turco avanzó desde el Turquestán, logró dominar el Asia Menor y entró en Jerusalén en 1076. Luego, ocupó Palestina y Siria, y estableció su capital en Nicea.
El Imperio Romano de Oriente pidió ayuda al papa, quién convocó un concilio en Clemont, Francia. Allí el pontífice, junto con obispos, abades y fieles, se comprometió a liberar Jerusalén. Para ello, se organizaron las Cruzadas, que duraron hasta el año 1291. Además del objetivo de llegar al Santo Sepulcro, el papa vio en las Cruzadas un medio de expresión del sentimiento cristiano y una forma de unificación religiosa, ya que desde el año 1054, en el que uno de los patriarcas de la Iglesia griega desconoció la autoridad papal como controversias teológicas, la Iglesia había quedado dividida en la Ortodoxa Griega y en la Católica Romana, división conocida como Cisma de Oriente.
Ocho expediciones
Las cruzadas fueron ocho. La primera, la de mayor importancia, logró apoderarse de Jerusalén. Esta expedición despertó gran entusiasmo entre los soldados cristianos, quienes debieron marchar por tierra, a diferencia de las Cruzadas posteriores, que se llevaron a cabo por mar. Se inició en 1095, cuando los peregrinos, alentados por el monje Pedro el Ermitaño, de Amiens, se adelantaron un año a la fecha convenida para comenzar la campaña. Estos expedicionarios fueron exterminados por los turcos al llegar a Asia Menor. En 1096 medio millón de hombres, bajo el mando de Godofredo de Bouillon, partieron hacia Tierra Santa, y en 1099 (año en que terminó la Primera Cruzada) lograron ocuparla y repartir su territorio entre los jefes de la expedición. La Segunda Cruzada se originó cuando los turcos comenzaron a recuperar posiciones. Duró dos años y fue dirigida por el emperador Conrado III de Alemania y el rey Luis VII de Francia. Los cruzados fueron derrotados por las fuerzas del sultán turco Saladino, que en 1187 reconquistó Jerusalén. El papa Clemente III organizó una Tercera Cruzada entre 1189 y 1192. Los reyes Felipe Augusto, de Francia, Ricardo Corazón de León, de Inglaterra, y Federico Barbarroja, emperador de Alemania, no lograron desalojar a los invasores. Las siguientes cruzadas también fracasaron en su lucha contra los turcos.
Las cruzadas fueron ocho. La primera, la de mayor importancia, logró apoderarse de Jerusalén. Esta expedición despertó gran entusiasmo entre los soldados cristianos, quienes debieron marchar por tierra, a diferencia de las Cruzadas posteriores, que se llevaron a cabo por mar. Se inició en 1095, cuando los peregrinos, alentados por el monje Pedro el Ermitaño, de Amiens, se adelantaron un año a la fecha convenida para comenzar la campaña. Estos expedicionarios fueron exterminados por los turcos al llegar a Asia Menor. En 1096 medio millón de hombres, bajo el mando de Godofredo de Bouillon, partieron hacia Tierra Santa, y en 1099 (año en que terminó la Primera Cruzada) lograron ocuparla y repartir su territorio entre los jefes de la expedición. La Segunda Cruzada se originó cuando los turcos comenzaron a recuperar posiciones. Duró dos años y fue dirigida por el emperador Conrado III de Alemania y el rey Luis VII de Francia. Los cruzados fueron derrotados por las fuerzas del sultán turco Saladino, que en 1187 reconquistó Jerusalén. El papa Clemente III organizó una Tercera Cruzada entre 1189 y 1192. Los reyes Felipe Augusto, de Francia, Ricardo Corazón de León, de Inglaterra, y Federico Barbarroja, emperador de Alemania, no lograron desalojar a los invasores. Las siguientes cruzadas también fracasaron en su lucha contra los turcos.
Órdenes de caballería
Los caballeros medievales se organizaron en órdenes con el objeto de defender Jerusalén y otros lugares de la Tierra Santa recobrados durante la Primera Cruzada. Además de ese objetivo principal se ocuparon de rescatar a los cristianos capturados por los musulmanes y de proteger a los habitantes de esas tierras y a los que llegaban en peregrinación.
Los caballeros medievales se organizaron en órdenes con el objeto de defender Jerusalén y otros lugares de la Tierra Santa recobrados durante la Primera Cruzada. Además de ese objetivo principal se ocuparon de rescatar a los cristianos capturados por los musulmanes y de proteger a los habitantes de esas tierras y a los que llegaban en peregrinación.
Las órdenes fueron fundadas tomando como modelo las hermandades monásticas. Entre las principales se encontraban: la de los Templarios, la Teutónica, la del Santo Sepulcro, la Orden Hospitalaria de San Lázaro, que tenía la misión de cuidar a los leprosos, y la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, luego dividida en Caballeros de Chipre, de Rodas y de Malta.
Hubo otras órdenes importantes, como la de Calatrava, la de Santiago, la del Espíritu Santo, la de la Estrella y de la Jarretera, que se desarrollaron en distintas regiones de España, Francia e Inglaterra.
La Reconquista
Mientras se realizaban las Cruzadas, en la Península Ibérica árabes y cristianos combatían sin tregua. En 711 se produjo la invasión musulmana, que constituyó un hito fundamental en la historia de España. Muchos cristianos se negaron a migrar, y recibieron el nombre de mozárabes. Otros partieron hacia el norte, donde organizaron los primeros focos de resistencia. Estas luchas para expulsar a los invasores se conocen como la Reconquista.
Mientras se realizaban las Cruzadas, en la Península Ibérica árabes y cristianos combatían sin tregua. En 711 se produjo la invasión musulmana, que constituyó un hito fundamental en la historia de España. Muchos cristianos se negaron a migrar, y recibieron el nombre de mozárabes. Otros partieron hacia el norte, donde organizaron los primeros focos de resistencia. Estas luchas para expulsar a los invasores se conocen como la Reconquista.