La Fisiología de las plantas

Procesos vitales de las plantas

Como los demás seres vivos, los vegetales llevan a cabo funciones vitales que les permiten crecer, desarrollarse y reproducirse.

Los principales procesos para cumplir su metabolismo son la absorción, la circulación, la respiración y la transpiración.

Absorción
Los vegetales no toman sus nutrientes sólo de la tierra. También utilizan el oxígeno y el dióxido de carbono del aire, que captan principalmente a través de sus hojas.

El agua, con sales minerales disueltas, entra a la raíz por difusión; con estas sustancias la planta elabora moléculas orgánicas para formar sus tejidos: carbohidratos -como la glucosa, la fructosa y el almidón-, proteínas y grasas o lípidos.

Esta particularidad de convertir minerales en compuestos orgánicos es exclusiva de los vegetales y de ciertas algas microscópicas. Por eso, los animales, los hongos y los protozoos dependen de los vegetales, principal fuente disponible de compuestos orgánicos elaborados.



Circulación
El desarrollo de un sistema circulatorio, de complejidad creciente en las distintas formas de vida, es una prueba de los mecanismos de la evolución. En los organismos unicelulares simples, como la ameba y el paramecio, la función de transporte está asegurada sencillamente por las corrientes de material protoplasmático, que absorben o expulsan sustancias.

Pero ya en las talofitas o algas, se observa la presencia de vías circulatorias. Los vegetales terrestres necesitan asegurar sus recursos hídricos, y para ello cuentan con tejidos de absorción y conducción de agua y nutrientes. Los helechos, las más evolucionadas entre las plantas inferiores, muestran perfectamente diferenciados los tejidos de conducción.



Para la circulación de la savia, la planta cuenta con dos tipos de tejidos: xilema y floema. La savia es una mezcla de sustancias orgánicas e inorgánicas, integrada en un 98% por agua -el porcentaje varía según las distintas especies-, y en el resto por sales, azúcares, aminoácidos y hormonas. Entre los minerales necesarios para las plantas, los de mayor valor son el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el cobre, el cinc y el manganeso.

Además requieren magnesio, ya que este elemento interviene en la formación de la clorofila, pigmento qur forma parte de la fotosíntesis.

Transpiración
La transpiración elimina el exceso de agua en forma de vapor o de gotitas que salen por los estomas, orificios microscópicos situados en la epidermis de las partes aéreas de la planta y, con mayor densidad, en el envés o reverso de las hojas. Disponen de un mecanismo que les permite abrirse o cerrarse, de acuerdo con el volumen de agua que la planta necesite eliminar en forma de vapor. Por los estomas también ingresa el CO2 (dióxido de carbono) utilizado en la fotosíntesis.

Respiración
La respiración es el proceso inverso al de la fotosíntesis; en él, a partir de sustancias orgánicas y oxígeno, los vegetales obtienen energía y liberan CO2 y agua. Todos los órganos de la planta respiran para obtener energía.

¿Por qué transpiran las plantas?
Las plantas, para nutrirse, absorben del terreno, con las raíces, agua que contiene disueltas sustancias minerales necesarias para su vida. Pero no debe creerse que se trata de una solución muy nutritiva. En cada litro de agua absorbida no hay más de uno o dos gramos de sustancias útiles a la planta que, para nutrirse adecuadamente, debe absorber del terreno una notable cantidad de agua.

¿Y dónde va a parar toda esa agua que incesantemente "entra" en la planta y asciende a lo largo de su tallo hacia las hojas? La planta no puede conservarla en su interior. Es así que interviene el mecanismo de transpiración, que permite a la planta librarse del agua (que sirve únicamente de vehículo) y retener sólo las sustancias nutritivas.

¿La plantas tienen pulmones?
Las plantas no tienen pulmones, respiran a través de casi todo su organismo, tanto con las partes verdes como con las que no lo son, pero especialmente por medio de las hojas y de las raíces. Los estomas de las hojas son las numerosas bocas a través de la cuales entra la mayor parte del aire respirado por las plantas. Estas "bocas" se encuentran sobre ambas caras de la hoja, aunque son más numerosas en la cara inferior. Pero también las raíces cumplen un papel importante.



El combustible
El fenómeno de la respiración de las plantas ha sido ignorado por largo tiempo, porque sus manifestaciones son, en su mayoría, neutralizadas por la función clorofílica. Esta función absorbe anhídrido carbónico y exhala oxígeno, y todo ello en abundancia. El poco anhídrido carbónico producido por la respiración ha pasado inadvertido por un tiempo. En una hora una planta acumula treinta veces más carbono del que, al mismo tiempo, emite respirando. Esto es así porque de otra manera la planta no podría desarrollarse. Además, hay que tener en cuenta que, mientras la función clorofílica o fotosíntesis (es decir, la combustión del carbono) sólo se cumple en las horas de luz y cesa casi completamente en los meses invernales, la respiración se realiza día y noche, verano e invierno.

No obstante, también la respiración tiene períodos de máxima intensidad (durante la germinación de la semilla, la formación de los brotes y la florescencia) y de actividad reducida (en invierno, cuando las plantas están generalmente desprovistas de hojas).

Hay mohos que en un día producen, respirando, una cantidad de anhídrido carbónico equivalente a la décima parte del peso de su cuerpo.



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