Se diferencia del sustantivo porque es un concepto que depende de otro (por ejemplo, el adjetivo feliz depende de un individuo para su realización, y no lleva un artículo antepuesto. En el caso de que se le anteponga un artículo, el adjetivo se convierte en un sustantivo. Por ejemplo, en la frase: El jóven no llegó, jóven es un adjetivo transformado en sustantivo.
Género y número
El adjetivo presenta dos accidentes morfológicos: el género y número.
El género de los adjetivos puede ser masculino o femenino, como lindo o buena, respectivamente.
La variación de género se logra mediante el cambio de la terminación o por a: americano y americana o bien sólo agregando a en los casos de los adjetivos terminados en consonante: haragán y haragana; japonés y japonesa.
Algunos adjetivos especiales, que se conocen como invariables, no tienen flexión de género, es decir que no varían su forma en el masculino y el femenino; por ejemplo, son invariables los adjetivos inteligente, difícil, inferior, enorme, mordaz.
Otros, en cambio, determinan el género de algunos sustantivos que no presentan el morfema diferenciador de género, como sucede en: extensa crisis; pared blanca; martes nublado.
En cuanto al número, el adjetivo se forma del mismo modo que el sustantivo; el adjetivo singular hace referencia a una cosa sola, como veloz; plural se aplica a más de un objeto o individuo: veloces.
El adjetivo, de la misma manera que el sustantivo, cambia del singular al plural mediante el agregado de una s después de una vocal no acentuada, como en excelente o excelentes, o en mala y malas; o por medio de la anexión de la terminación es cuando la forma singular finaliza en consonante o vocal acentuada, como en útil y útiles, o en guaraní y guaraníes.
Clasificación de adjetivos
Según el aspecto semántico o del significado los adjetivos se clasifican en dos grandes grupos: connotativos y no connotativos.
Los connotativos son aquellos que poseen significación propia y pueden funcionar con independencia sintáctica con respecto al sustantivo. Los no connotativos o denotativos no poseen significación propia y no pueden funcionar independientemente sino asociados a un sustantivo.
Entre los adjetivos connotativos se encuentran los calificativos, los epítelos, los numerales y los gentilicios.
Los adjetivos calificativos son aquellos que modifican la cualidad del sustantivo o le otorgan una cualidad que lo diferencia de otros: la dama antigua; la mariposa amarilla.
Los adjetivos epítelos indican una cualidad propia del sustantivo: el cielo azul, la nieve fría.
Los numerales son un grupo de adjetivos que señalan la extensión del sustantivo y sólo se colocan delante de éste. Los adjetivos numerales se subagrupan en cardinales, que indican número o posición numérica: tres, dieciocho; ordinales, que marcan sucesión numérica: cuarto, vigésimo; partitivos, que señalan fracción fracción: medio; múltiplos, que indican multiplicación: triple, quíntuple; y distributivos, cuyo único ejemplo en castellano es la palabra sendas o sendos, que significa uno para cada uno.
Los adjetivos gentilicios señalan la nacionalidad, el lugar de orígen o la procedencia. Por ejemplo: peruana, europeo.
Al grupo de los adjetivos no connotativos o denotativos pertenecen los demostrativos, los posesivos y los indefinidos.
Los adjetivos demostrativos señalan la distancia del hablante respecto de aquello que enuncia: este, ese, aquella.
Los adjetivos posesivos son los que indican la pertenencia en relación con la primera, segunda o tercera persona del singular o del plural suya, nuestro, míos, sus.
Los adjetivos indefinidos señalan al sustantivo pero de manera vaga o poco precisa: otros, cualquiera, ciertas.
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