De la Raíz al Fruto

La posición de los órganos de las plantas, sus funciones y las distintas transformaciones son analizadas por la anatomía y la morfología botánicas, que se aplican especialmente a las plantas superiores o fanerógamas, que presentan ya una estructura diferenciada en la que se observan órganos vegetativos (raíz, tallo, hojas) y órganos reproductivos (flores y frutos).

La raíz, como todos los seres vivos, las plantas necesitan extraer sustancias nutritivas del medio que los rodea. La función de la raíz es doble: por un lado, absorber el agua y los minerales disueltos en ella; y, por otro, fijar la planta.


Estructura, una raíz puede hallarse en etapa de desarrollo primaria o secundaria. Si se practica un corte en una raíz primaria a la altura de los pelos absorbentes, se observarán dos zonas: la corteza, o zona cortical, y el cilindro central.

En la corteza, desde fuera hacia adentro, se disponen la epidermis, el parénquima cortical y la encodermis.
La epidermis es la parte externa, formada por una sola capa de células que, al reproducirse da lugar a los pelos absorbentes.
Debajo de la epidermis está el parénquima cortical: un parénquima es un tejido vegetal formado por células esféricas o cúbicas separadas entre sí por espacios huecos llamados meatos. El parénquima cortical de la raíz está formado por muchas capas de células, generalmente desprovistas de clorofila. El aspecto de este parénquima suele ser rígido, y en general acumula sustancias de reserva (almidón).

Las raíces de estructura secundaria son más complejas. Poseen dos cilindros de células de crecimiento, llamados cámbium y felógeno. El cámbium se sitúa en el cilindro central, entre los tejidos vasculares. El felógeno está en el cilindro cortical; hacia adentro, produce células de relleno y el parénquima cortical, y hacia afuera, capas de tejido fibroso que cumplen la función de protección y aislación.

Tipos de raíz, en los lugares desérticos, las plantas impulsan sus raíces a grandes profundidades para alcanzar las napas acuíferas subterráneas. En cambio, en las zonas muy húmedas, las raíces, dado que el agua eatá cercana a la superficie del terreno, se ramifican apenas bajo la capa superficial extendiéndose horizontalmente; muchas, de este modo, emiten raíces aéreas que absorben la humedad directamente del aire.

En las zonas templadas las plantas desarrollan sus raíces en proporción al tamaño de la parte aérea.

Aproximadamente, la raíz representa en peso el 20 - 30 % de toda la planta. Naturalmente cada planta posee una raíz particular que se desarrolla más o menos extensamente según la estructura y la fertilidad del terreno. Todas las raíces se pueden dividir en dos grandes tipos: raíces principales y raíces fasciculadas o hacinadas.

La raíz napiforme de diente de león, por ejemplo, es una raíz principal que se alarga siempre hacia abajo y lleva raíces laterales que no alcanzan nunca la longitud de la principal.

La raíz fasciculada de ricino es un tipo de raíz principal que termina pronto de alargarse y es superada en longitud por las laterales que forman un penacho más o menos grande.

En la planta de zanahoria el nabo de la raíz se vuelve grueso y carnoso; no solamente fija al terreno la planta y lleva a las hojas el agua absorbida por los pelos radicales, sino que también constituye una reserva de sustancias nutritivas. Raíces del mismo tipo son las de la remolacha, el nabo y el rábano, que es una especie de nabo grueso de sabor fuertemente picante.
La verdadera raíz comienza donde aparecen las primeras raíces laterales; el trecho superior constituye el hipocotile, que es parte del tallo que se desarrolla debajo de los cotiledones del embrión.

Las raíces adventicias, son las que no derivan directamente de la raicilla del embrión, sino del tallo o de las hojas.
En una planta de maíz, pueden obervarse en los nudos del tallo numerosísimas raíces más vigorosas cuanto más elevadas (este fenómeno se puede observar en todos los cereales).

Los mangles crecen en las costas pantanosas de los mares tropicales. Las raíces principales sumergidas en un fango pobre de oxígeno mueren pronto. Del tallo y de las ramas nacen raíces que se hunden oblicuamente en el fango sosteniendo a guisa de zancos a la planta. Comúnmente durante la marea alta las raíces se sumergen, pero luego reaparecen en la marea baja y entonces pueden respirar.



En la Ficus bengalensis o higuera sagrada, una sola planta puede formar un pequeño bosque. De las ramas gruesas y larguísimas descienden enormes raíces aéreas que primeramente cuelgan suspendidas; luego, llegadas a tierra, se implantan funcionando como raíces normales. Las raíces se vuelven gruesas y robustas, en forma de columnas, de manera que pueden sostener las largas ramas que se extienden horizontalmente.

En busca de alimento
La raíz es, la parte de la planta que penetra en la tierra para buscar y absorber el alimento. Se alarga y ramifica para explorar la mayor cantidad posible de terreno, en procura de agua. El trabajo más duro, naturalmente, lo hace la punta de la raíz, que debe perforar el suelo. Por eso, todas las raíces tienen en su punta una especie de cofia formada por muchas células achatadas y endurecidas. Seguidamente después de la cofia o pilorriza, tienen un frondoso pulmón blanco formado por una enorme cantidad de hilos microscópicos, que son prolongaciones de las células de la raíz. Estos hilos se llaman pelos absorbentes, y son los que realizan la tarea de absorber el agua que contiene sales minerales disueltas.

¿Cómo hacen las raíces que son leñosas para absrober agua? El agua, con las sustancias disueltas en ella, penetra en la planta a través de la membrana exterior de los pelos absorbentes. Este procedimiento se denomima ósmosis. Pero las células de la membrana de las raíces absorben sólo las sales que son útiles para la planta. Efectivamente, las células regulan la cantidad y la calidad de las sales absorbidas y, si es necesario, interrumpen la absorción.
A través de los pelos absorbentes, las soluciones líquidas absorbidas pasan de célula a célula hasta que llegan al cilindro central de la raíz, desde donde son conducidas hasta el interior de la planta a través de delgadísimos canales, los vasos.


De vez en cuando las raíces realizan una osmósis en sentido contrario. Por ejemplo, si encuentran una sustancia dura, insoluble en el agua, como el mármol, desprenden anhídrido carbónico que, al mezclarse con el agua, transforma el carbonato de calcio en bicarbonato, que es soluble y puede ser absorbido por la planta.

En resumen, desde que germina la semilla, la planta debe desarrollar sus diversos órganos (tallo, hojas, flores y frutos) y cumplir las variadas funciones de nutrición, respiración, transpiración y florecimiento. Debe vivir, y para ello tiene que extraer las sustancias nutritivas del medio en que se desarrolla, tal como están obligados a hacerlo todos los seres vivos.
El ambiente que tiene la mayoría de las plantas es la tierra y el aire. De la tierra, la planta absorbe el agua y las sustancias minerales en ella por medio de la raíz, órgano que para ello actúa introducido en el suelo.


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Monocotiledóneas
Dicotiledóneas
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Monocotiledóneas

Mencionar correctamente el nombre científico completo de una determinada especie vegetal equivale a emplear una serie de términos que impresiona a los oídos no abituados a ellos. Así, por ejemplo, para designar una planta de muguete o lirio de los valles, debemos decir: es una planta cormofita, pertenece a la división de las fanerógamas angiospermas y a la clase de las monocotiledóneas. Sin embargo, no es difícil hallar una clasificación exacta. La que sigue a continuación está aplicada al ejemplo de muguete (Convallaria L), conocida también como convalaria, planta liliácea que es una clase vegetal integrada, en su mayoría, por hierbas.

Planta de muguete o lirio del valle

Son prevalentemente plantas herbáceas que comprenden especies de positivo interés económico; baste decir que de ellas forman parte la gramíneas, cuya utilidad para el hombre ha sido tanta que su cultivo se remonta a los albores de la civilización; su necesidad para la ganadería y la labranza es manifiesta y han servido siempre como alimento del hombre y como forraje.



Dicotiledóneas

Más de la mitad de todas las especies vivientes del reino vegetal se halla constituida por plantas dicotiledóneas. Esta gran clase comprende numerosas familias muy importantes e interesantes, tanto desde el punto de vista botánico como desde el económico y el comercial.

La clase de las dicotiledóneas está dividida, según el desarrollo de la flor, en tres grupos: simpétalas, dialipétalas y monoclamídeas.

Dialipétalas
Son plantas que tienen flores con pétalos no soldados. Las flores de algunos órdenes presentan disposición particular de los pétalos. Por ejemplo: ciertas leguminosas tienen una flor semejante en su forma a una mariposa (papilionáceas).


Magnolia, de orden policárpica

Simpétalas
Son plantas dicotiledóneas provistas de flores en forma de tubo o de embudo. Su corola tiene los pétalos concrescentes, no separados del todo, sino más o menos soldados lateralmente entre sí en un trecho más bien pequeño. Las flores de las simpétalas están siempre provistas de cáliz y de corola.


Gardenia, orden rubiales


Monoclamídeas
Son plantas dicotiledóneas con flores desprovistas de corola y de cáliz, o provistas sólo de cáliz:  a menudo, éstas se hallan reunidas en inflorescencias particulares llamadas "amantos".



Higo, orden urticales


Botánica

Los vegetales están ligados estrechamente a la vida del hombre en actividades tales como alimentación, protección, producción de medicamentos, construcción de vivienda, abrigo, herramientas, etc.
Por eso es importante conocer las características y funciones de las plantas, para tener un apropiado manejo y utilización de ellas, y mejorar las condiciones de vida del hombre.



Pero, ¿qué es la Botánica?. La necesidad de alimentarse y la curiosidad por la naturaleza llevaron al hombre a preocuparse por diferenciar plantas comestibles de venenosas, y tratar de conocer y aprovechar semillas, frutos, flores, tallos, hojas y raíces. La botánica es la ciencia que estudia los vegetales. El análisis de éstos parece ser casi tan antiguo como el hombre mismo.

Chinos pioneros
La civilización china fue la primera en asentar sus conocimientos botánicos por escrito, unos 4 000 años antes de Cristo. Entre los griegos, Empédocles descubrió la función de la raíz como medio de sostén y órgano de alimentación de la planta, y Aristóteles asoció el fruto con la reproducción de la especie. Durante el Renacimiento, los estudios al respecto experimentaron grandes progresos. Fue en esa época que surgieron los primeros jardines botánicos: colecciones sistemáticas de plantas vivas. Con la clasificación del naturalista sueco Carl von Linné, en el siglo XVIII, nació la nomenclatura actual.

Muchas ramas
La botánica tiene varias ramas: la paleobotánica estudia los restos vegetales fósiles; la geobotánica trata sobre la distribución de la flora en las distintas áreas del planeta; la botánica pura ordena y clasifica las plantas; y la aplicada estudia las características de las plantas en relación con su empleo por el hombre. Ya en terrenos más específicos, la citología vegetal se ocupa de las células; la histología, de los tejídos; la embriología, del desarrollo y las transformaciones del embrión; la morfología, de las estructuras internas y del aspecto exterior de los órganos de la planta; la fisiología -disciplina netamente experimental- se ocupa de la nutrición y la reproducción vegetales, y la botánica descriptiva agrupa y cataloga todos descubrimientos. La botánica también tiene estrecha relación con otras ciencias, como la geografía, paleontología y la química, que resultan útiles para ampliar y profundizar sus conceptos.

Célula vegetal
La célula es la mínima unidad morfológica y fisiológica que compone los tejidos de plantas y animales. Constituye la menor expresión de vida, ya que nace, se alimenta, crece, se reproduce y muere. Su estructura consta de una masa gelatinosa, granulada y transparente, el protoplasma, rodeada por una cubierta muy delgada que se denomina membrana celular. La existencia de una pared, compuesta por celulosa, es típica de las células vegetales. Su función es proteger al protoplasma. En el protoplasma se distinguen el citoplasma y el núcleo. El primero contiene agua y elementos químicos precursores de proteínas, lípidos y glúcidos, además de varios corpúsculos con una función determinada para cada uno.



Rodeado por el citoplasma se encuentra el núcleo, que está recubierto por la membrana nuclear y contiene pequeñas partículas de proteínas llamadas nucléolos. Es en él donde se encuentran los cromosomas, filamentos de ácido desoxirribonucleico (ADN), portadores de los códigos de información genética que determinan las características específicas de cada individuo.

La pared celular, es el tabique de la célula y, por lo general, existe solamente en las células vegetales. Las células animales carecen de tal pared. Ésta no es una parte viva de la célula, sino una secreción de su parte interna, o sea del citoplasma. La pared está constituida por un entrelazado de filamentos de celulosa, frecuentemente dispuestos como las fibras de un tejido. En algunos casos, la pared se halla formada además por carbohidratos, como la pectina y la lignina. La pared celular sirve de protección y de apoyo al citoplasma. En efecto, especialmente en las partes de la planta que sirven de sostén, las paredes se empapan de lignina y se vuelven rígidas. La madera es una masa de duras células lignificadas. Por dentro de la pared celular, rodeando todo el fotoplasma, se halla la membrana celular.

El citoplasma, es una masa finamente granulada, muy similar a la gelatina. Contiene un 70-80% de agua, y está formada por diversos elementos químicos, 50% de ellos forman las proteínas; 40% de ellos los lípidos; y 10%, los glúcidos o carbohidratos. Además de estos elementos, en el citoplasma se encuentra fósforo, azufre, potasio, calcio, magnesio, hierro, etc. El citoplasma puede considerarse en dos partes: la parte exterior, el ectoplasma, que es una membrana semipermeable que deja pasar el agua y las sustancias minerales en ella disueltas para la nutrición de la célula, y la parte interior, el endoplasma que, aunque parezca extraño, no permanece inmóvil. Si observamos una célula con el microscopio, podremos ver un incesante ir y venir de corrientes que arrastran minúsculos granitos. Son continuas transformaciones químicas que ocurren en el citoplasma, lo que nos indica que en la célula se desarrolla una actividad vital ininterrumpida y complicada.

Los plástidos, también dentro del citoplasma, son corpúsculos en forma de gotitas, de granitos o de bastoncillos, y se dividen en cloroplastos, cromoplastos y leucoplastos. Algunos de ellos cumplen funciones muy importantes. Los cloroplastos son los corpúsculos verdes que contienen la clorofila y que, con la ayuda de la energía solar, descomponen el anhídrido carbónico del aire en oxígeno y carbono. Los leucoplastos, de forma ovoide y de aspecto blanquecino, son los órganos de la célula que transforman el azúcar en granitos de almidón. Los cromoplastos son siempre de color amarillo o anaranjado y tienen su origen en la transformación de los otros dos tipos de plástidos.

Las vacuolas, estas se van acumulando muchas de las sustancias elaboradas por la planta, que son utilizadas por el hombre, tales como el azúcar de la uva, de la remolacha, de la caña de azúcar, el tanino, el ácido de los frutos agrios, los aceites y grasas de las semillas, las resinas los alcaloides y los granitos de aleurona, elemento de gran valor nutritivo que se encuentra principalmente en el grano de trigo.

El núcleo, en todas las células vegetales, sumergido en el citoplasma, existe un corpúsculo en forma de perdigón, de huevo o de lenteja: el núcleo. También el núcleo, como la célula, está envuelto por una delgada membrana llamada membrana nuclear. En su interior pueden verse uno o más granitos formados por proteínas, denominados nucléolos. En el núcleo puede verse, asimismo, una especie de retícula, conocida con el nombre de cromatina, muy importante para la vida de las células y, por tanto, para la vida de todos los organismos vivientes, en razón de que, cuando la célula se reproduce, la cromatina forma los filamentos llamados cromosomas, de los que depende la transmisión de los caracteres hereditarios de los nuevos individuos.


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